El líder

Crítica de Ulises Picoli - Función Agotada

Expiación

Liam Neeson ya desde hace un tiempo se transformó en un héroe de acción. Si uno repasa su carrera esto podría resultar extraño (a excepción de esa obra de culto llamada Darkman de Sam Raimi) considerando que los papeles que más reconocimiento le dieron fueron en films dramáticos. Pero desde hace unos años viene encadenando películas de pura acción como Brigada A, Furia de Titanes o Desconocido y principalmente, la que inicio este derrotero: Búsqueda Implacable. En esta última es donde se lo mostraba como un señor más diablo que viejo. Uno que no tenia intención de ocultar su edad, se transformó en un padre héroe.

Entonces El Líder se avecinaba como otra película de acción. Neeson contra lobos en Alaska. Simplificarla no estaba mal, después de todo es la historia de los sobrevivientes de un vuelo que cae en medio de la gélida Alaska. Pero a diferencia de otros films también le da lugar al espacio metafísico que surge de lindar con la muerte, el cuestionamiento de dios y el sentido mismo de la existencia. Parece un poco denso y no lo es tanto, surge sin esfuerzo a cada paso, el contexto ayuda, y mucho.

Esos pasajeros de avión no son gente ordinaria, son trabajadores de una empresa petrolera en Alaska. Ahí Neeson es un francotirador que mata lobos para que no ataquen a los empleados. ¿Pero quién iría a trabajar en esas condiciones? Parias, olvidados, gente que desea o necesita alejarse de la vida en sociedad. Este es un lugar de expiación. El líder será Neeson y ante la primera muerte marcara el camino, encontrarse con los seres queridos/perdidos, aquellos que brindaron esperanza. En ese momento de desesperación son el cielo prometido.

Pero me detengo porque sino pareciera que hablara de una de curas jugando en el convento. Están los lobos, demonios acechando en la oscuridad, el frío que pareciera congelar cada exhalación, la falta de alimento. Por momentos hasta llegué a pensar que estaban en el purgatorio, veía la jornada de unos hombres buscando su camino para poder descansar. Quizás sea eso, quizás no, de lo que estoy seguro es de que la aventura funciona, el viaje es brutal, asfixiante. Y uno nunca deja de temerles a esos lobos devoradores de hombres.