El libro de la vida

Crítica de Pablo O. Scholz - Clarín

Hay vida después de la muerte

Filme para chicos mayores de 9 años, es una maravilla de color, oscuridad y humor.

Siempre es auspicioso y revigorizante ver que en la animación no está todo dicho, y mucho menos dibujado. Que además de animalitos parlantes que repiten una y otra vez la fórmula, con mejor o peor suerte, hay quienes tienen el ingenio y la creatividad para imaginar y concebir nuevos personajes, nuevos mundos, nuevas historias.

El libro de la vida está arraigado en la celebración del Día de los muertos, una fiesta que en México -donde transcurre la trama de esta película financiada por Fox Animation- tiene su impronta. Y así como Hollywood vende Halloween fronteras afuera, el Día de los muertos (totalmente emparentado con la Noche de Brujas) tiene su seducción, sus atractivos, si se tiene más de 9 años...

Porque hay personajes que mueren, y resucitan. Pero no son zombies, porque no son humanos. Son muñecos.

La estructura del filme es bien de telenovela. María, más libre que una mariposa, es la joven que ya desde niña se disputan dos amigos, Manolo y Joaquín. El primero desciende de una familia de toreros, pero él se niega a matar a nadie y quiere ser cantante y guitarrista. El segundo es un héroe militar, con medallas en el pecho.

Y todo se desarrollará en distintos universos, ya que una vez que se muere, o se va a parar a la Tierra de los recordados, donde reina La Muerte -que, ojo, es buena y bella- o la Tierra de los Olvidados, regenteada por Xibalba, oscuro y ruin. Ella apuesta a que Manolo se quedará con María, y él a que lo hará Joaquín.

El libro de la vida del título es precisamente aquel en el que se encuentra el relato, que la guía turística de un museo le lee a un grupo de escolares escépticos. Llegará la vuelta de tuerca, pero los papis mejor se callan la boca y no le arruinan la sorpresa a los chicos.

Porque si bien está destinada a ellos, es tan encantadora la película, con tanto color, brillo, pero también oscuridad y humor en porciones similares, que no faltará el adulto que opte por verla en la versión subtitulada, con las voces originales de Diego Luna, Zoe Saldana, Channing Tatum, Ron Perlman y Christina Applegate.

Gustavo Santaolalla cumple un rol importantísimo, ya que no sólo compuso música para el filme que produce Guillermo del Toro y dirige Jorge R. Gutiérrez, sino que reversionó temas ajenos, sean clásicos mexicanos u otros de Radiohead o Rod Stewart. Eso, más los toques de cultura popular y el humor, logran que las vidas de estos muñecos de madera no sean de ídem, y muestren su ternura y corazón. Gran película, pero no para los más pequeños.