El libro de la selva

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La fábula con animales parlantes vuelve de la mano del director Jon Favreau "Iron Man", quien imprime vértigo y realismo de los personajes en una aventura vertiginosa ideal para compartir en familia.

El clásico infantil de Joseph Rudyard Kipling tuvo sus adaptaciones a la pantalla con mayor y menor suerte, desde el film protagonizado por Zabú en 1942, pasando por la gran película de dibujos animados de 1967 y hasta una versión realizada en 1994 por el especialista en aventuras Stephen Sommers, el mismo de la saga La momia.

Ahora es el realizador Jon Favreau -de gran destaque en Iron Man- quien reinstala la fábula con animales parlantes y lo último en materia de cine digital para dejar una moraleja destinada al público familiar, pero sin olvidarse de los adultos y con varias monstruosidades que asoman en la pantalla.

El libro de la selva acierta en el ritmo impreso y en el tono elegido para contar esta historia en la que la unión hace la fuerza y transforma al pequeño protagonista, Mowgli -Neel Sethi-, en un adulto con cuerpo de chico que afronta muchos obstáculos para sobrevivir en la jungla cuando se ve obligado a abandonar el único hogar que ha conocido en toda su vida.

Luego de perder a su padre, el "cachorro humano" es criado por una manada de lobos que sigue sus propias reglas y están en una amnistía de paz con las otras especies hasta que el temible tigre Shere Khan aparece en escena, sembrando el miedo en todos los animales. Los simpáticos personajes -algunos reales y otros generados por CGI- adquieren realismo en la pantalla, destacándose el simpático oso con miedo a las alturas y la pantera negra que se convertirá en escolta inseparable de Mowgli a lo largo de su travesía.

Con elaborados fondos en los que sobresale El Templo de los Monos y la oscuridad de la jungla con árboles retorcidos y habitada por una amenazante serpiente -con voz en la versión original de Scarlett Johansson-, la película consigue sobresaltos y revitaliza los tópicos de Disney como la pérdida paterna, la familia ensamblada y el temor a lo desconocido. Todo funciona porque El libro de la selva es un gran espectáculo visual en el que los personajes tienen vida y traspasan la pantalla.

El estreno viene acompañado de un juguete de la última tecnología -Consultar las salas de cine que la incorporaron-, las butacas D-Box, que están en sincro con lo que sucede en la pantalla: movimientos que acompañan los travellings o vibranciones que sacuden al espectador en los momentos de mayor tensión.