El libro de la selva

Crítica de Ezequiel Tozzi - Revista Meta

La nueva película infantil del director Jon Favreau (Iron Man), es un verdadero espectáculo visual con buenas escenas de acción y una bella fotografía. El realismo animal es increíble y sorprende lo bien que se ajustan las voces humanas sobre criaturas que no son antropomórficas.

El filme es más bien una adaptación de la versión animada de Disney de 1967 que de la obra de Rudyard Kipling, contando nuevamente la historia de Mowgli (Neel Sethi), un niño abandonado que fue criado por los lobos, pero que se ve forzado por fuerzas mayores a abandonar su confortable selva para reconciliarse con el mundo de los humanos. Sin duda, el cuento traza una parábola con la maduración, en el que el niño se encuentra con varios personajes que lo tientan con la buena vida, que implica ser un “niño eterno”, pero que debe ignorar para convertirse en un hombre.

Si bien este componente “madurativo” se mantuvo en la versión animada, aquí parece quedar relegado frente al puro entretenimiento y el mensaje se termina por perder al final de la película, dejando una sensación confusa.

El reparto de voces es fenomenal, destacando a Bill Murray como el divertido oso Baloo, a Ben Kingsley que se fusiona a la perfección con el sabio espíritu de la pantera Bagheera y finalmente a Christopher Walken como el Rey Louie, quien canta en la piel de un mono de tres metros la clásica canción “I Wanna Be Like You” (¡Imperdible!)

El debut de Neel Sethi como Mowgli es realmente destacable y las escenas de pelea y persecución son emocionantes y muy realistas. En definitiva, un gran espectáculo para grandes y chicos que solo pierde el camino al renunciar a la moraleja en su última escena.