El karma de Carmen

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

¿KARMA O TEMOR?

_ Dejate llevar- le aconseja Santiago.
_ Sólo hasta mi casa- responde irónica Carmen mostrando su vulnerabilidad.

Carmen (Malena Solda) tiene 36 años y es soltera; no cree en el amor ni en las citas forzadas. Sin embargo, bajo esa coraza de indiferencia, irritabilidad y humor ácido se siente sola, sobre todo, porque a su alrededor todos formaron pareja o una familia. Su hermano Santiago (Gustavo Pardi) intenta ayudarla y le organiza una cita con su amigo Javier (Sergio Surraco), recientemente separado. Para Javier no será una tarea fácil, sobre todo cuando el humor de Carmen se altera al ganar el primer premio de una rifa en la heladería del barrio: un viaje todo pago para dos personas a Mar del Plata.

El karma de Carmen, la nueva película de Rodolfo Durán, desarrolla la construcción y el funcionamiento de las relaciones sociales, en particular, la familia, la amistad y la pareja. Pero también destaca los momentos en que los vínculos no funcionan a la perfección: la familia que opina de forma constante (aunque sin querer hacer daño), la amiga que deja colgada a la otra por su novio varias veces o el chico que intenta ser agradable porque tiene cierto interés (y al cual la joven ignora porque ya no cree en el amor). En la construcción de los personajes, quien realiza la evolución más notoria es la protagonista, aunque mantiene su rol de mujer independiente, malhumorada e intelectual. En el caso del personaje encarnado por Surraco los cambios se perciben más sutiles.

A pesar de se trata de una comedia romántica, la película no cae en clichés ni abunda en escenas sentimentales sino que el abordaje tiene que ver con la frustración, la soledad y el miedo al rechazo y también al cambio.

El karma de Carmen intenta ahondar en la problemática de la generación que superan los 35. Aquellos que quedaron atrapados entre ser eternos adolescentes y adultos con responsabilidades y que, por otra parte, modificaron sus ideas respecto a la amistad y a la construcción de la pareja. Estas nociones, en el filme, siempre se intercalan con una dosis de humor. Quizás el karma continúe pero, a veces, es necesario zambullirse en la pileta no solamente para alejar el calor de enero sino por el simple hecho de arriesgarse y ver qué puede pasar.

Por Brenda Caletti
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