El jugador

Crítica de Pedro Squillaci - La Capital

Las víctimas del vicio

Para Alejandro, la ruleta es su perdición y también su salvación. Si por algo es respetado en su triste vida es porque tiene el secreto mejor guardado para ganar en el casino. Pero a veces para llenarse los bolsillos hay que pagar un precio demasiado alto. Por allí pasa parte de la historia de "El jugador", la ópera prima de Dan Gueller. Inspirada en la novela homónima de Fiódor Dostoievski, la película tiene momentos logrados y una idea bien planteada y desarrollada, aunque se nota una falta de dinámica en el relato debido a cierta lógica inexperiencia del realizador debutante. Filmada íntegramente en el casino y en el Hotel Provincial de Mar del Plata, la historia suma intensidad a partir de mostrar ese micromundo en el que todo pasa por ganar plata. Y para eso se romperán códigos entre amigos, parejas, hermanos y hasta caerá un abuelo multimillonario (último papel de Oscar Alegre, quien murió pocos días antes del estreno). El amor siempre mete la cola y será la excusa para que Alejandro (interpretado por Alejandro Awada) sortee las presiones de Sergio (Pablo Rago, en su primer villano en la pantalla grande) y vuelva a caer en las garras del juego. Awada compone a un personaje derrotado, quebrado y pese a algunas expresiones gestuales reiteradas en trabajos anteriores, da lo suficiente como para salir airoso. La sorpresa es la bella Lali González, que se conocía por su rol en el exitoso filme paraguayo "7 cajas", que sorprende por su versatilidad interpretativa. El final también sirve para abrir el juego, valga la paradoja. Porque invita a que el espectador eche a rodar los dados sobre el paño o le ponga una fichita de mil pesos para uno u otro cierre más o menos políticamente correcto. Una película que, sin ser sobresaliente, deja un mensaje latente.