El juego de Ender

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

El juego de Ender es una película rara y con altibajos. Por momentos vuela bastante alto y por momentos desbarranca por completo.
A lo mejor lo chocante (y fuente de estos altibajos) sea ver a chicos en situación de adultos y militarizados. No por hacer un juicio de valores ni nada por el estilo porque estamos hablando de una obra de ficción y juzgar eso sería una estupidez. El tema viene a que si es creíble o no para el espectador las situaciones que se plantean en la pantalla y como las representan los actores.
A favor del film hay que destacar una gran labor actoral por parte de estos chicos con Asa Butterfield a la cabeza, donde vuelve probar que lo que había hecho con Hugo Cabret (2011) no fue una casualidad. El pibe tiene talento, mucho, y se carga la película al hombro incluso opacando a Harrison Ford, quien parecería que pide a gritos el comienzo del rodaje del Episodio VII de Star Wars para poder volver a su Han Solo así nos olvidamos de esta paupérrima performance espacial. No así la interpretación del siempre genial Ben Kingsley.
Ahora bien, la premisa de este gran best seller mundial (su autor Orson Scott Card publicó el primer libro de la saga en 1985) es más que interesante y los que han leído la novela y visto el film aseguran que es una muy buena adaptación. ¿Entonces cuál es el problema? ¿Por qué le fue tan mal en Estados Unidos?
La respuesta no es clara pero seguro tiene que ver con lo que se plantea al principio de esta reseña y con una identidad difusa a nivel cinematográfico.
El director Gavin Hood (X-Men Orígenes: Wolverine, 2009) hace un buen trabajo pero se queda corto, no logra transmitir la pretenciosa historia ni tampoco deslumbrar en lo visual.
No apostó por completo a la vertiente de la ciencia ficción y la veta filosófica que se intenta recalcar (más que nada sobre el final) queda diluía.
Hay potencial en todo y se nota a simple vista, pero lamentablemente no se explotó y El juego de Ender, a pesar de sus giros argumentales ingeniosos e inquietantes escenas de violencia infantil, se convertirá en otro fallido intento de Hollywood por convertir en franquicia a otra saga literaria.