El juego de Ender

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

Juegos de niños

Entre entrenamientos de lucha en Gravedad Cero, naves espaciales y video juegos se asoma El Juego de Ender, la aventura astro-espacial basada en la novela homónima de ciencia ficción de Orson Scott Card, publicada en 1985. Con efectos visuales impresionantes y reflexiones sobre los deberes morales y la culpa aplastante de la guerra, el film, a pesar de sus varias fallas estructurales, logra una historia desgarradora y atrapante, siempre manteniendo una fidelidad innegable con la obra original.

En un futuro lejano, niños y niñas son entrenados para luchar contra flotas espaciales de razas enemigas. Un régimen cuasi-fascista los elige jóvenes, porque sus mentes son más elásticas y estratégicas que las de los adultos, que son más cuadradas y menos aptas para las nuevas tecnologías. Entre estos niños se destaca Ender -Asa Butterfield, de El Niño con el Pijama de Rayas y Hugo- que, entre el borde de la empatía, la estrategia y el sadismo violento, es pronto designado como "El Elegido" para salvar al mundo y derrotar a los Formics.

La trama recuerda sutilmente a Harry Potter, con sus referencias a una especie de "niño elegido" para destruir a las flotas enemigas y liberar a la humanidad de un miedo constante. También a Los Juegos del Hambre, por la historia de un juego de adultos que se convierte de golpe en responsabilidad de chicos.

El film no escasea de pequeños detalles que harán que esta película no sea la más memorable del año, y menos si la comparamos con otros grandes logros de la ciencia ficción de distinto calibre de la última década y media, como Donnie Darko, Los Niños del Hombre y Minority Report. Pero si obviamos todas estas fallas, El Juego de Ender arma un relato sólido y entretenido.

Gavin Hood, director de X-Men Orígenes: Wolverine y Tsotsi, no crea un desarrollo creíble del personaje de Ender, que pasa de chico violento y retraído, a líder nato en un pestañeo. Uno de sus mentores, interpretado por Harrison Ford, le provee una especie de figura paterna, muy lejana a la imagen estricta y fría que proyecta en el libro original.

A pesar de todo, El Juego de Ender es un film de ciencia ficción recomendable, que afronta grandes temas que dejan mucho para pensar, como el poder, el genocidio y la manipulación despiadada a favor de "el bien mayor".