El jóven Ahmed

Crítica de Santiago García - Leer Cine

Los hermanos Dardenne han logrado, a lo largo de treinta años, convertirse en dos de los directores más prestigiosos de Europa. Su filmografía ha sido reconocida en todo el mundo y han logrado premios en los más importantes festivales del mundo, empezando por Cannes. Su obra, siempre centrada en su país, Bélgica, se ha mantenido también cerca de los lugares donde viven los propios hermanos Dardenne. No hay mucho misterio en su obra, filman su aldea para retratar el mundo.

En la Bélgica actual, vive el joven Ahmed, un joven musulmán de apenas trece años, quien ha entrado en la adolescencia y se ha radicalizado, producto del discurso que su imán ha logrado transmitirle. Convencido de que debe ser un musulmán puro, rechaza a todos los miembros de la religión que no lo son. Pelea con su madre y su hermana y entra en conflicto con su maestra particular, quien lo ha ayudado mucho en los estudios. Justamente, su maestra se convierte en objeto de rechazo, una persona que le falta el respeto a la religión y debe ser eliminada.

Los hermanos Dardenne repiten aquí la forma de filmar que han tenido en casi toda su filmografía. Cámara en mano, siguiendo a los personajes como si fuera un documental, con un ascetismo casi total, logrando que actores desconocidos o no profesionales se vean reales y a partir de ello más cercanos. A los Dardenne esta estética les ha permitido realizar sus mejores películas: Rosetta (1999), El hijo (2002) y El niño (2005). Trabajar luego con estrellas no los ha perjudicado, pero aquí vuelven a una película idéntica a sus mejores títulos.

También la temática es la misma. Siempre hay un protagonista que realiza un acto reprobable y el resto de la historia trata de redimirse. En el momento de la redención la película termina de forma abrupta. Un mismo cuento sobre el cual los Dardenne vuelven una y otra vez. Un tema que sin duda es su obsesión máxima: ¿es posible la redención cuando se ha realizado hecho algo malo? Este tema trae variaciones de una película a otra, pero siempre giran sobre esto. El joven Ahmed tiene la potencia dramática de todo su cine y marca la vigencia de sus temas, aportando además una mirada crítica sobre el extremismo religioso en la Europa actual. Los hermanos Dardenne siguen siendo un verdadero cine de autor.