El jóven Ahmed

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

Con algo de retraso llega el hasta ahora último film de Luc y Jean-Pierre Dardenne, estrenado en el Festival de Cannes de 2019, donde se hizo con el premio a la Mejor Dirección, y que fue nominado al César a la Mejor Película Extranjera el mismo año. Un desfasaje considerable que sólo se explica pandemia mediante, ya que los hermanos belgas son bien conocidos y apreciados por el cinéfilo local, habida cuenta que la mayoría de sus films han tenido estreno comercial en nuestras salas. Una serie a la que El joven Ahmed por fin viene a sumarse.

Ahmed es un adolescente musulmán perteneciente a la comunidad árabe en una ciudad belga. Vive con su madre y hermanos, con quienes tiene una relación conflictiva. Después de la escuela va a la mezquita local a aprender las enseñanzas del Islam. Está en una etapa de búsqueda y encuentra un camino en la religión avanzando en una posición cada vez más rígida. El Imán al que acude le transmite un discurso de intolerancia que refuerza su radicalización, el desprecio por los diferentes y los que se apartan de la reglas del Islam. Incluso -y sobre todo- a los que la siguen de una manera demasiado flexible y liberal.

El blanco elegido para ejemplificar ese peligro interno es la maestra de Ahmed, que entre otras desviaciones pretende enseñar árabe acudiendo a las canciones como método pedagógico en vez de hacerlo solo con el Corán. Para el Imán es una hereje y una apóstata y vuelve a Ahmed contra ella. Pero el ferviente joven interpreta las cosas literalmente y urde un plan (no demasiado elaborado) para matarla.

Los Dardenne se meten con la intolerancia y el discurso del odio y lo hacen dentro de la comunidad musulmana en Europa, pero desde un lugar más interesante que el habitual. En lugar del yihadista demoníaco y demencial propio de la representación unidimensional e islamófoba occidental, muestran esas mismas inquietudes en un adolescente confundido que, a pesar de la gravedad de lo que planea, lo que demuestra con su accionar atolondrado y su desborde emocional es una tremenda inocencia e ingenuidad.

Ahmed no es una mala persona ni un sádico, todo lo contrario, pero está cargado de odio y miedo. El Imán encuentra en su confusión y su rabia el terreno fértil para sembrar el fanatismo, por ejemplo alentando la identificación de Ahmed con un primo al que considera un héroe porque murió en circunstancias que no se detallan pero presumimos. El joven quiere ser fiel a sus creencias y aferrarse a algo, incluso si tiene que lastimar a alguien para probar su lealtad.

Lo que hacen nuevamente los Dardenne es poner a los espectadores en un lugar incómodo y plantearles preguntas que no tienen respuestas simples. Por eso tampoco está en cuadro el racismo y la violencia del blanco occidental, no porque no exista, sino porque lo que vemos aquí son sus consecuencias, entre ellas la radicalización de los inmigrantes. Casi todo el relato se mueve dentro de los límites de la comunidad árabe y la muestra no como una unidad monolítica sino como un lugar donde se dan fuertes debates y diferencias. Los únicos europeos blancos que se ven son bastante tolerantes y eso es algo que a Ahmed le molesta, por eso al principio no quiere ir a una granja porque “son demasiado amables”. Quizás porque es más fácil identificar un enemigo sin ambigüedades. Pero los realizadores no les hacen las cosas fáciles a sus personajes, como no se las hacen fáciles a los espectadores.

Se le ha criticado a los Dardenne que se vienen repitiendo y algo de eso es cierto. Su puesta en escena sigue siendo similar a la que vienen desplegando desde hace varias películas y es una que ya se identifica con ellos. Un estilo ascético, de imagen naturalista, montaje ágil y cámara movediza que se pega a los personajes y no los suelta. Pero también podría pensarse como un método que los realizadores aplican a los diferentes temas e historias que abordan. Como si hubieran encontrado una forma que es propia y efectiva a la que pueden acudir cada vez.

Se podría decir que a nivel formal hay poca novedad en sus películas pero estas siguen siendo punzantes, con guiones inteligentes, personajes creíbles y planteos válidos. Al final los Dardenne siguen haciendo lo que hacen siempre: cuentos morales, preguntas incómodas, historias de gente común en circunstancias complejas. Y son buenos en eso.

EL JOVEN AHMED
Le Jeune Ahmed. Bélgica. 2019
Dirección: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Intérpretes: Idir Ben Addi, Olivier Bonnaud, Myriem Akheddiou, Victoria Bluck, Claire Bodson, Othmane Moumen. Guión: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne. Fotografía: Benoît Dervaux. Edición: Marie-Hélène Dozo. Diseño de Producción: Igor Gabriel. Dirección de Arte: Paul Rouschop. Producción: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, Denis Freyd. Duración: 84 minutos.