El invierno de los raros

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Irregular debut de cineasta cordobés

El título y el excelente afiche con gente y un árbol seco en una suerte de burbuja (premio al mejor afiche en Mar del Plata), y el comienzo con una chiquilina floja de tornillos subida a un árbol altísimo, predisponen a ver alguna fábula con toques a lo Tim Burton o, bajando bastante, a lo Wes Anderson. Nada de eso. No es una fábula, ni se asimila a nadie. Esto es, más bien, un intento absolutamente personal.

El cordobés Rodrigo Guerrero, debutante con ganas de buscar caminos por sí mismo, ha querido crear unos climas y exponer un relato con la menor cantidad de elementos posibles. Sólo unos pocos personajes de los que sabremos poco y nada, salvo que se sienten mal y apenas pueden comunicarse, en un pueblo del que tampoco sabremos nada, salvo que en el club se celebrará un aniversario. Sabremos también que es invierno, ese invierno seco de la pampa gringa, que las casas se ven más descuidadas, y el campo está descolorido y mustio, a tono con el estado de ánimo de los personajes.

Alrededor de ellos, hay cierto sentido del humor. El conjunto que ameniza la fiesta del pueblo se llama Los Magnánimos, las nenas de la escuela de danzas forman el trío Las Tímidas, y cada tanto algún gesto de un infeliz enamorado, por ejemplo, despierta la sonrisa del público. Cada tanto también lo despiertan los gritos de un chancho, o los de alguna mujer. Digamos que el pobre chancho tiene justificados motivos para gritar como un marrano. En cuanto a la película, se justifica como la primera obra de un joven poeta que está probando su estilo, animándose incluso con imágenes desagradables, descubriéndonos una parte de su mundo.

Lo acompañan Luis Machin, Paula Lussi (la chica más rara), Fanny Cittadini (su madre), Lautaro Delgado, Elisa Gagliano, Maite Laguna, y Coni Vera. Fotografía seca, música de pocos acordes, aires del taller de Assumpta Serna, rodaje en Oliva, entre Oncativo y James Craik, aunque quizá no conviene decirlo. Después de ver el pueblo en esta película, es difícil que alguien se desvíe de la ruta para conocerlo.