El incendio

Crítica de Mauro Verdolino - Loco x el Cine

Luego de haber sido presentada en el BAFICI, ahora sale a los cines comerciales “El incendio” de Juan Schnitman, que nos trae en su debut en solitario, a una joven pareja a la que se le retrasa la compra de un departamento un día y los dos tienen que convivir esas veinticuatro horas con miedo y paranoia.

Lo primero que hay que destacar de “El incendio” es la gran actuación de Pilar Gamboa -actriz que pudimos ver en muchas tiras diarias de Polka- que demuestra puede llevar una película por sí sola y que puede llorar constantemente. Además cuenta con un correcto Juan Barbieri.

Durante todo el film vemos como la pareja que en principio parecía segura de todo, empieza a caerse a pedazos hora tras hora, ya que Juan Schnitman y Agustina Liendo, van sacando a la luz muchos problemas que ellos creían tener resueltos. Problemas que las mujeres suponen que el hombre tiene y problemas que los hombres creen que las mujeres no tienen, algo que con una charla tranquila se puede solucionar, pero no, nadie habla de más.

La idea de la película es crear una especie de “thriller psicológico”, con un trabajo de dirección que se concentra en representar suspenso y mucha tensión, manejando muy bien el ritmo y explotando al máximo los problemas internos de los personajes, haciéndolos salir de ésta especie de olla a presión en el climax de la película. Climax que tarda en llegar, porque Schnitman quiere llevar esos problemas lo más lejos posible, poniendo todos los conflictos que puedan entrar en veinticuatro horas.

Lo bueno de “El incendio” es que cualquiera podría sentirse identificado, ya que la situación es real, es algo que nos puede pasar o nos pasó, los personajes son el estereotipo de hombre y mujer que a cualquiera que le pregunten describía. También hay que destacar el manejo de la trasformación de los personajes, como cambian hora tras hora, como los vemos caer a cada uno por separado, cómo maneja esa situación y cómo repercute el afuera en su relación, además de la obvia tensión que crea tener una gran cantidad de dolares escondidos en una pequeña caja.