El incendio

Crítica de Hugo Fernando Sánchez - Tiempo Argentino

Una posible primera casa y la implosión de una pareja

Un departamento, un barrio, el país, de lo particular a lo macro para contar el deseo, la incertidumbre y la violencia, el cansancio y la asfixia de una pareja joven que quiere comprar su primera casa.

Un departamento, un barrio, el país, de lo particular a lo macro para contar el deseo, la incertidumbre y la violencia, el cansancio y la asfixia de una pareja joven que quiere comprar su primera casa. Pero la compra se posterga por 24 horas y los reproches que empiezan a cruzarse, las diferencias de clase entre ambos que estaban y queman, el contexto laboral, el sexo como arma, una pistola escondida, secretos, mentiras, calor y contradiciones que lastiman. Después de haber codirigido El Amor (primera parte), Juan Schnitman debuta en solitario con un film austero, que con sólo dos personajes, Lucía (formidable Pilar Gamboa) y Marcelo (Juan Barberini) traza un itinerario posible sobre el presente para observar la implosión de los protagonistas. Ahí están los Dardenne para contextualizar a una sociedad crispada, el afuera como amenaza y un adentro que no es un refugio y sí, Cassavettes como herramienta para contar el amor que se desintegra en pantalla. O no, porque Schnitman no juzga a sus criaturas, entonces tal vez se esté ante un mojón de la pareja que va a salir fortalecida pese a las heridas.
Tensa, con muchos recursos narrativos y una cuidada puesta, El incendio es una gran carta de presentación del cineasta.