El incendio

Crítica de Alejandro Lingenti - La Nación

Crónica de una relación en ruinas

De movida, se escucha en El incendio una pregunta: "¿Llamaste a Paglieri?". La que habla es Lucía (Pilar Gamboa), pero Marcelo (Juan Barberini) no la escucha. Porque aún está dormido y porque ella pronuncia con dificultad mientras se cepilla los dientes. En esa pequeña escena está cifrada la clave de la historia de una pareja que no puede comunicarse. O que se comunica de la peor manera. Un rato más tarde Marcelo le preguntará a su novia: "¿Estamos bien?". Se sabe: nadie que esté bien en una relación necesita despejar esa duda. De ahí en más se desatará una guerra de nervios cuyo epicentro es la compra de un departamento (Paglieri es el agente inmobiliario) en el cual los dos protagonistas planifican una convivencia que se vislumbra complicada. Con perspicacia, el sólido guión de Agustina Liendo va plantando pequeñas pistas que permiten armar el mapa en el que se mueven los torturados personajes de la historia: Buenos Aires es una ciudad con problemas de vivienda (línea que aparece en la película con sutileza); los dos tienen dificultades en el trabajo. Ella parece tener alguna historia sentimental oculta; él, un pasado adolescente que añora, sintetizado en una emotiva y lograda escena de regreso al nido familiar.

La comunicación entre ellos está claramente entrecortada y la violencia se va transformando en sistema. Después de una tensa conversación en una reunión de amigos que Schnitman resuelve con notable dominio de la puesta en escena, sobrevendrá un encuentro sexual cargado de furia y tristeza. En lugar de apelar al montaje para simplificar su trabajo, confía en la capacidad de resolución de los protagonistas y acierta, siempre siguiéndolos con una cámara de pulso inestable. Esa escena, que tiñe de angustia el desenlace, exige compromiso en la actuación más que yeites mecanizados. Y la apuesta resulta. Barberini deja aflorar una energía oscura e inquietante con mucha eficacia. Y Gamboa se desarma de a poco, poniendo en juego su amplia gama de recursos y dejando en claro que tiene un corazón enorme.