El implacable

Crítica de Fernando Alvarez - Clarín

Ojito con el chino enojado
Jackie Chan encarna a un padre que busca venganza en este thriller con clisés, pero entretenido.

El astro Jackie Chan, de 63 años, cautivó al público gracias a sus acrobacias y escenas de riesgo realizadas en filmes que combinaron humor y acción.

El implacable es un thriller que lo trae como un padre que busca venganza cuando su hija (Katie Leung) muere en un atentado terrorista por causas políticas.

Más cerca de El vengador anónimo que de El Karate Kid, Chan es Quan, el humilde dueño de un restaurante en Londres cuya vida cambia radicalmente cuando se ve obligado a recurrir al vice primer ministro irlandés Liam Hennessy (Pierce Brosnan) para dar con los asesinos de su hija.

Con este esquema, y como si fuese una película de James Bond, que se desarrolla en escenarios internacionales y con el despertar de una facción del IRA, el director Martin Campbell (GodenEye, Casino Royale) enciende la mecha de la acción y la intriga a partir de la novela The Chinaman, de Stephen Leather.

Apoyado en Chan y en su rival en la ficción, Brosnan, en el deslucido rol del ineficiente funcionario del gobierno con pasado turbio, el relato tiene el mérito de entretener con un personaje que sale de su rutina y de su zona segura cuando comienza a invadir el espacio controlado de quien sospecha es el verdadero responsable de la tragedia. Todo esto es posible gracias a las habilidades especiales adquiridas por Quan en escenarios bélicos, lo que lo emparenta con Rambo.

El relato coloca la artillería pesada en los momentos adecuados (los tiroteos y las coreografías de las luchas cuerpo a cuerpo son el punto fuerte) y arremete con su ejército de guardaespaldas, aunque por momentos el ritmo y la intriga se debilitan.

Con su mezcla de acción y corrupción política, la trama se complica más de lo debido con situaciones inverosímiles, pero Chan acierta con el tono dado a su padre atormentado. La escena del baño o la llegada de Quan a las oficinas de Hennessy están bien resueltas pero el desenlace resulta abrupto y poco explosivo. El resto lo vimos cientos de veces.