El implacable

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

Jackie Chan y Pierce Brosnan protagonizan “El implacable” (“The foreigner”) realizada por Martín Campbell (“The mask of Zorro” –“La máscara del zorro”- 1998, “Casino Royale”, 2006, “Edges of Darkness” –“Al límite”- 2009), “Green lanterm” –“Linterna verde”-2011), quien vuelve a dirigir tras un receso de seis años. Este filme es un thriller político sobre una conspiración, basado en la novela “The chinaman”, de Stephen Eláter, de 1992.

Martín Campbell, un experto en cine de acción, le da la oportunidad a Jakie Chan, una leyenda de 63 años, de emocionarse y hasta derramar lágrimas, antes de pasar a combatir a los malos, un territorio archiconocido por éste actor experimentado en artes marciales, y en donde puede demostrar sus habilidades de actor circense, como en sus comienzos.

Este nuevo contra-tipo o antihéroe por el cual incursiona Jackie Chan le permite mostrar que no sólo sabe coreografiar acrobacias o dar patadas, sino que también es capaz de ofrecer una inusual vena dramática. En ella demuestra su capacidad para ejercer el rol de un padre deshecho por el dolor presionando hasta el límite, a un funcionario del gobierno irlandés con un pasado terrorista.

En una carrera de cinco décadas definida por la mezcla de acrobacias con humor casi clownesco en donde ocasionalmente ha mostrado su faceta dramática, “Crime store” (1993) o “Shinjuku incident” (2009), esta propuesta le permite no sólo dar una vuelta de tuerca sobre su anterior producción, sino que le posibilita consolidar su estrellato en el mercado chino continental. Sobre todo cuando financistas de ese país invirtieron casi 35 millones de dólares en el filme.

La película comienza con el estallido de una bomba en Londres por parte de una célula fuera de control de nacionalistas del IRA, que se cobra varias vidas, incluida la de Fan (Katie Leung), hija del dueño de un restaurante chino-vietnamita en Londrers, Quan Ngoc Minh (Jackie Chan). Un ex soldado de las fuerzas especiales cuyo conjunto de habilidades oculta detrás del anodino modo de caminar y de los gestos poco grandilocuentes que utiliza.Quan inicialmente trata de sobornar al jefe de la investigación, el comandante Bromley (Ray Fearon) para que le proporcione los nombres de los responsables. Pero, al no obtener ninguna respuesta, vuelca su furia sobre Hennessy (Pierce Brosman).Es el papel más dramático que Chan ha abordado y lo juega con una intensidad en espiral y un poder emocional puro al insustancial personaje,. La vida del inmigrante se destruye cuando su hija adolescente Fan se convierte en el daño colateral de un ataque terrorista. Los culpables, los radicales de Irlanda del Norte, que se autodenominan el nuevo IRA, escapan a la justicia. Quan decide librar su propia guerra, y como tuvo entrenamiento secreto del gobierno, sus enemigos no tienen idea a quien se enfrentan, ni tampoco toleran las extralimitadas manifestaciones del mismo.
El terrorismo político llevado no al punto de vista de ISIS, sino de un grupo local, funciona como un recordatorio eficaz de que, aunque los londinenses asustados sean blancos, los extranjeros que viven allí tienen, incluso, más razones para temer por sus vidas ya que viven en un país donde podrían terminar siendo daños colaterales de la insana violencia de blanco sobre blanco. Y como en esta ocasión los asiáticos son los que cuentan la historia, corresponde a un hombre chino (Chinaman), que además es una superestrella, poner las cosas en su lugar.

El guión muy ajustado de David Marconi, no pierde el tiempo con detalles, tampoco puede establecer una conexión dramáticamente satisfactoria entre Chan (Quan) y Brosman (Hennessy), ya que por momentos se desequilibra la figura de Brosman por la fuerza de Chan. Incluso repite (tal vez sugerida por Campbell) una escena de la clásica miniserie “Edge of darkness” (1985, en la que el afligido padre recoge cuidadosamente las pertenencias de su hija, tratando de conectarse con ella o con lo que queda de su esencia. Pero el guión está más relacionado con las traiciones múltiples entre los terroristas irlandeses, las trampas políticas entre ellos y el establishment político británico, que con el drama familiar de Chan.

La banda de sonido, una partitura electrónica, de Cliff Martínez evoca el cine de género de los años ochenta, y la capacidad de la época para convertir las tensiones políticas en eficientes detonadores de la realidad, aunque “El Implacable” es, en gran medida, producto del clima de miedo actual, ya que la amenaza constante de los terroristas, ahora con el nombre de cualquier grupo árabe, no permiten vivir sin la angustia y la pregunta permanente ¿en qué momento pasará?