El imaginario mundo del Doctor Parnassus

Crítica de José Luis Cavazza - La Capital

¿Cómo explicar un filme de Terry Gilliam? O peor aún, ¿cómo calificarlo? Quizá valga decir que los delirios (llamémosle dialéctica fantasía/realidad) del director de “Brazil” nunca llegaron tan lejos como en “El imaginario mundo del Dr. Parnassus”. Encima, la muerte de Heath Ledger en medio del rodaje le agregó a la película un manto de oscura maldición secreta. Un manto similar al que cae sobre el Dr. Parnassus, que posee el don de guiar la imaginación de los otros, pero que, jugador empedernido, miles de años atrás hizo una apuesta con el Diablo (un gran Tom Waits), con la que se ganó la inmortalidad, a condición de entregarle a su hija al cumplir los 16 años. El Imaginarium de Parnassus es como un circo ambulante y medieval en pleno siglo XXI y entrar en él, queda claro, es entrar al mundo onírico de Gilliam.