El ídolo

Crítica de Hernán Khatchadourian - Diario Popular

El Ídolo: Cantando por un sueño

La esperanzadora película de Hany Abu-Assad retrata la odisea de más de una década de un joven cantante de la Franja de Gaza que alcanzó el estrellato en un ciclo de talentos.

Pese a estar ambientada en la Franja de Gaza, “El ídolo” no es una película que denuncie la insostenible situación a la que han sido sometidos los palestinos por los israelíes en su propia tierra sino una historia de fe y superación de esas que dejan enseñanza.

La narración se divide claramente en dos tiempos bien diferenciados: la infancia y la juventud de Mohammad Assaf, un joven palestino que logró ganar a pesar de innumerables obstáculos, el certamen “Arab idol”, la versión de oriente medio de “American Idol”. Pero a pesar de conocer el final –que ya se adelanta desde el título-, el foco está puesto en el camino que debió recorrer el muchacho para llegar a la cima.

La historia comienza relatando la historia no sólo de Mohammad sino también de su hermana Nour y sus amigos en las calles de la Franja de Gaza, donde procuran conseguir dinero de las más diversas maneras para comprar los instrumentos con los cuales formar y luego cómo es su vida como músicos en un lugar en el que el arte tiene un lugar supeditado a la violencia y las carencias.

El director palestino israelí Hany Abu-Assad (el de El Paraíso Ahora - Paradise Now!, 2005) utiliza la segunda mitad de la película para mostrar a un curtido Mohammad, que ha perdido la fe merced a varios hechos trágicos sucedidos en ese intervalo de tiempo, pero que de todas maneras decide ir por la fama cueste lo que cueste, y a sabiendas de que posee un talento vocal capaz de encandilar al mundo.

Mohammad, que ha emprendido el viaje de su vida, sabe que su sueño representa el de todos los habitantes de un pueblo, gracias a su valor y sus ansias de superación.

La película está pensada en la línea de ¿Quién quiere ser Millonario? (Slumdog Millonaire, 2008) de Danny Boyle o Million Dollar Baby (2004) de Clint Eastwood, es decir que es de esos films que apelan directamente al corazón del espectador con el foco puesto más en emocionar; y para eso cuentan con un elenco (especialmente los niños) de muy buenos actores.

A pesar de todo, lo que se pueda imaginar el lector, “El Ídolo” tiene mucho para dar ya que es una historia que no apela a golpes bajos (a pesar de todas las situaciones por las que atraviesa el protagonista) sino a mostrar lo que la amistad y el amor de una familia pueden inculcar en el espíritu de una persona. Y eso es siempre súper recomendable.