El hombre que vendrá

Crítica de Pablo E. Arahuete - CineFreaks

Inocencia muda

La protagonista de El hombre que vendrá es una niña que ha decidido dejar de hablar tras presenciar en carne propia la muerte de su hermanito recién nacido. Martina vive en una comunidad rural en Bolonia cerca de la región de Marzabotto durante la época de lo que podría denominarse la última etapa de la avanzada nazi en la segunda guerra mundial.

Su familia, una madre embarazada, hermana mayor, padre, al igual que todo el pueblo, sobrevive a duras penas vendiendo alimentos a los soldados alemanes, quienes a partir del avance de los partisanos reciben la orden de aniquilar el poblado como botón de muestra de una de las tantas atrocidades cometidas por la SS en lo que históricamente se conoció como La masacre de Marzabotto, donde 770 civiles fueron asesinados despiadadamente, incluidos niños, mujeres y ancianos.

Así las cosas, se puede afirmar que el otro protagonista del film de Giorgio Diritti –sobrevalorado en los premios David di Donatello- es ni más ni menos que la guerra como elemento conceptual de barbarización de la raza humana, donde claro está los nazis representan el aspecto más bajo del eslabón del hombre.

Pero más allá de los desaciertos a nivel guión, no simplemente por caer en simplificaciones sino por no esquivar los modelos de representación convencionales de todo film sobre los flagelos de los conflictos bélicos, la idea de someter la historia al punto de vista de una niña de ocho años, silente pero muy expresiva con su rostro (gran trabajo de Greta Zuccheri Montanari) se ve malograda durante la primera mitad del metraje y recuperada en lo que resta de una trama de excesivos 115 minutos.

No obstante, el realizador italiano logra momentos de hondo dramatismo apelando a la fuerza de las imágenes, despojándose de todo criterio esteticista para transmitir con una dosis realista el horror vivido por ese pueblo campesino de Italia, que a más de uno seguramente también puede dejar sin palabras o al menos en la espera de que un hombre nuevo aparezca alguna vez como sintetiza el anhelo silencioso de la protagonista.