El hombre que conocía el infinito

Crítica de Facundo Vallejos Yunes - Tiempo de Pochoclos

El Hombre que Conocía el Infinito es una película biográfica británica estrenada hace unos meses en Reino Unido y Estados Unidos y, ahora, llega a nuestras salas. Este film, dirigido por Matthew Brown (Ropewalk), es una adaptación del libro homónimo escrito por Robert Kanigel. El mismo cuenta la historia de un brillante matemático indio autodidacta, llamado Srinivasa Ramanujan, interpretado por Dev Patel (¿Quién Quiere ser Millonario?, Chappie), que viaja a Inglaterra, precisamente a la Universidad de Cambridge en el Trinity College para trabajar bajo la tutela y guía del profesor G. H. Hardy, papel a cargo de Jeremy Irons (Batman V. Superman, Hermosas Criaturas). Durante una hora y cuarenta minutos, observaremos cómo el protagonista de esta historia lucha por ser aceptado en un ámbito y sociedad a la que no está acostumbrado y en el que es rechazado constantemente, incluso su propio guía duda de las habilidades de Ramanujan. Muy pocas serán las personas que creerán en él y que ayudarán a que su estadía en ese lugar sea más agradable, como el Sr. Littlewood (Toby Jones). Además, hay una pequeña subtrama amorosa entre Ramanujan y su esposa Janaki (Devika Bhise), en el que se ven separados por este viaje que debe emprender.

Lo más destacable de esta propuesta es el talentoso reparto, destacándose los dos protagonistas, en el que Irons y Patel brindan una muy buena actuación y sus personajes se notan que poseen una química, a pesar que en la vida real, el profesor Hardy solo llevaba 10 años de diferencia a Ramanujan. A pesar de esto, la historia no presenta algo innovador o que termine de enganchar del todo al espectador de este tipo de películas biográficas, a comparación de otras películas del género que se estrenaron este año como “La Chica Danesa” (Tom Hooper, 2015). La fotografía, por otro lado, es destacable ya que se advierte que hubo un trabajo de iluminación para crear los distintos ambientes y, al mismo tiempo, tiene cuadros cuidados como las escenas solitarias del templo de Janaki. Del mismo modo, el trabajo de arte está a la misma altura ya que se destaca un gran compromiso en vestuario y escenografía a la hora de recrear la Inglaterra durante la época de la Primera Guerra Mundial, como así también, las escenas que transcurren en la India. Respecto a la banda sonora, compuesta por Cody Brown, acompaña adecuadamente todo el film y está muy clara la influencia de música india que la atraviesa para representar al protagonista.

Finalmente, esta película es una propuesta que se se luce principalmente por la labor actoral, pero que no termina de presentar una historia que resulte atractiva para el espectador.