El hombre más buscado

Crítica de Jonathan Plaza - Función Agotada

Anton Corbijn logra ganar en clima en este film, a costa de separarse (letalmente para mí) de las posibilidades narrativas que ofrecía el relato. En la mirada comparativa con esa gran película que adaptaba también una novela de John le Carré que fue El Topo (Tinker Tailor Soldier Spy) se ponen en evidencia las grandes habilidades que tiene Tomas Alfredson para estas cosas. En El Topo se desprende un ritmo denso que envuelve al espectador hasta absorberlo por completo. El Hombre más Buscado, en cambio, se pone irremediablemente lenta por momentos. Esta característica no tiene que ver con una mera técnica de montaje sino con un distanciamiento del autor (Corbijn) con el lugar en donde están el espesor y el foco dramático para trocarlo por enredos interpersonales que no terminan de estar bien conducidos.

La premisa de El Hombre más Buscado atrapa y cuenta con momentos recordables.

La premisa atrapa, cuenta con momentos recordables y tiene excelentes decisiones en la puesta de cámara que mantienen el interés aún durante los baches antes mencionados. Sin embargo, en el relato no pasa mucho y queda la sensación que con Hoffman y Dafoe compartiendo reparto, la flexibilidad para exteriorizar el mundo interno de sus personajes y enfrentarlo al conflicto de la historia era amplia, y fue desaprovechada. La intriga es la piedra angular del cine de espionaje pero cuando no está dosificada correctamente sucede lo que se percibe en el film de Corbijn. La tensión desaparece.

El Hombre más Buscado es una buena película de este género de neo-espionaje que podemos disfrutar desde hace algunos años pero lamentablemente se excede en frialdad tanto desde la pantalla hacia el espectador como del director hacia su obra.