El hombre más buscado

Crítica de Isabel Croce - La Prensa

Con el inolvidable Seymour Hoffman

Günther Bachmann (Philip Seymour Hoffman) no está en su mejor momento. Su oficio de espía declina, al menos en su caso, envejecido, sobreviviente de tanto caos y con ese jadeo que no se puede sacar, mientras intenta superar fracasos. Ahora parece estar nuevamente en carrera, su nuevo objetivo es un chico checheno, musulmán, de nacionalidad rusa que llega a Hamburgo misteriosamente y que le encomiendan vigilar. Su olfato de sabueso le dice que ése puede ser la punta de un iceberg siniestro que mueve los hilos de muchas vidas.

Mientras por un lado Bachmann parece obedecer a las autoridades superiores, por otro rumbea hacia una abogada humanitaria que defiende al chico. Hay un poderoso banquero detrás, que lava dinero y vidas y ahora aparece como nexo necesario con el checheno. Bachmann se lanza como un perro de presa detrás de la víctima y no puede dejar de oír eso que le dijeron sus superiores: "Se usa un pez para buscar a una barracuda y una barracuda para pescar un tiburón".

UN GUION IMPECABLE

Basado en un clásico de John Le Carré, con un guión de primera, "El hombre más buscado" encuentra al director ideal en este holandés con pinta de dogo llamado Corbijn, también un fotógrafo notable. Con una narración apretada, a veces densa, que nunca pierde la unidad y la tensión, Corbijn construye una historia de espionaje al viejo estilo, comandada por el increíble Seymour Hoffman (fallecido el pasado 2 de febrero de este año) que parece morir en cada estertor de aire perdido en corridas hacia enemigos potenciales.

"El hombre más buscado" es un thriller que remite a tiempos pasados, aunque ocurre luego del 11-S, destila el encanto de los clásicos invencibles con pasiones por conocer y es un lujo de interpretaciones empezando por Seymour Hoffman y continuando por Daniel Brühl, el talentoso Grigoriy Dobrygin y la excelente Rachel Adams. A lo mencionado se suma una impecable fotografía.