El hombre duplicado

Crítica de Martina Putruele - ARG Noticias

El Hombre Duplicado: de arácnidos y doppelgangers

caos es un orden por descifrar". Con esta cita de José Saramago de su libro "El Doble", comienza El Hombre Duplicado, film de Denis Villeneuve, director canadiense de Incendies y La Sospecha, con Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal, con quien vuelve a reunirse para este thriller kafkiano que deja más preguntas por resolver que respuestas concretas.

"Adam (Gyllenhaal) es un inestable profesor universitario que de pronto descubre la existencia de Anthony, un actor que es físicamente igual que él. Consumido por el deseo de conocer a su doble, Adam sigue la pista de Anthony y ambos se ven abocados a un obsesivo enfrentamiento que tendrá inesperadas consecuencias, no sólo para ambos, sino también para sus respectivas parejas". Esto es lo que resume la sinopsis del film, pero la verdad es mucho más complicada.

Con una estética apagada, en un Toronto abrumadoramente aburrido y rutinario, esta película trata de inculcar que no todo es lo que parece, y que la oscuridad se esconde hasta en lo más incoloro, insulso e insípido de la creación.

Jake Gyllenhaal es fantástico como los dos doppelgangers, cada uno sutilmente diferente al otro, sin una exageración hollywoodense de los polos opuestos. Y son tres mujeres las que respaldan su interpretación, desde una leyenda del cine como Isabella Rossellini, hasta una de las últimas revelaciones del cine francés, Mélanie Laurent, y la turbadora e hipnotizante Sarah Gadon.

Cuando conocemos a Adam, nuestro héroe -título dudoso- está dando una charla en una universidad sobre el totalitarismo, y cómo las dictaduras adormecen la mente de las personas mediante la abolición de la cultura y el control de la información. Y esto es un fenómeno que se repite constantemente a través de la historia, desde el famoso "pan y circo" de los romanos, hasta distintas metodologías del presente, pero todas con el mismo objetivo: sembrar el conformismo.

A partir de esa escena, Villeneuve nos hace mirar al film de otra manera, y nos incita a ver más allá de lo que se observa en la superficie. Pero esta historia de dobles, sexualidad reprimida y el poder profético de los sueños, que nos hacen despertar a realidades que permanecían escondidas de nuestro propio subconsciente, nos lleva, entre arañas y otras sorpresas, a preguntarnos qué es lo que realmente trata de comunicar este film.

El Hombre Duplicado es un mirage; un espejismo con muchas caras, que puede interpretarse como un drama sobrenatural digno del universo kafkiano; como un vistazo a las complejidades de los deseos y la mente de los humanos; y como un trauma psicológico de un alma perturbada e insatisfecha, que lucha por salir de las tinieblas.