El hombre duplicado

Crítica de Juan Samaja - CineFreaks

Tu cara me suena

Adam es un profesor de historia en la universidad. Anthony Hillaire es un actor de reparto de éxito moderado. La esposa de Anthony está embarazada de 6 meses y la novia de Adam se muestra insatisfecha e infeliz. Ambos están en un momento estancado de la pareja, sin proyectos visibles a mediano plazo, ni personales ni sentimentales. Un día, un colega de Adam recomienda una película y éste descubre que uno de los actores (Anthony) es idéntico a él en todo aspecto. A partir de ese mometo intentará encontrarse con su doble para quizás resolver el enigma existencial que es su propia vida.

La idea del film en sí misma no resulta mala ni desacertada: jugar con la especulación en torno a si el doble realmente existe o es una paranoia psicológica en la mente de uno de ellos (¿Anthony? ¿Adam?). Cualquiera de los dos anhela escaparse, y este desdoblamiento (real o imaginario) instala un sentido posible en ese paréntesis angustiante que es la vida para cada uno. Sin embargo, la intención fracasa, a mi entender, a) por el retardo excesivo del planteo dramático (pasa más de un tercio de la película antes de que se desencadene realmente el conflicto y comencemos a interiorizarnosa en las historias particulares de los personajes; b) por la poca claridad en el desarrollo de los personajes, sus relaciones, sus contextos e incluso sus propias dudas, no sólo de Anthony/Adam, sino también -y fundamentalmente- de cada una de sus parejas. c) El relato inserta al comienzo, en el medio y en el final del film una serie de imágenes oníricas (imágenes de arañas monstruosas de diverso tipo) que resultan inexplicables y poco preparadas, más desconcertantes, que significativas en el conjunto de la trama. Un elemento fantástico que debe mucho al mundo onírico-cinematográfico de David Lynch, pero que en la cinematografía de dicho director siempre quedan justificadas e integradas en el marco narrativo.