El hombre duplicado

Crítica de Diego Serlin - Todo lo ve

Una araña para debatir

El estreno de esta nueva película del director canadiense Denis Villeneuve, nominado al Oscar por su anterior película Incendies, llega tras su paso por el último Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde tuvo tantos amantes como detractores, y previo a su próximo trabajo Prisioneros (con Hugh Jackman y nuevamente Jake Gyllenhaal como protagonistas).

Villeneuve toma la novela 'El hombre duplicado' del escritor portugués José Saramago y hace una adaptación libre con una mirada personal y audaz.
Partiendo de una premisa argumental aparentemente sencilla, en la que un profesor universitario de vida monótona y rutinaria descubre a un actor idéntico a él y, obsesionado con su propia existencia, emprende su búsqueda con consecuencias inesperadas para su vida, Villeneuve despliega un thriller psicológico con elementos surrealistas, tan intrigante como opresivo, arriesgado narrativamente y cercano a los universos de Kafka y el cine de David Lynch, Cronenberg o Polanski.

Tras un sueño alucinante en el que aparece un extraño espectáculo sexual con arañas de por medio (al estilo de Ojos bien cerrados de Stanley Kubrick y la perversidad del mejor B. De Palma), nos adentramos en la clase de este profesor donde la cita "El caos es un orden por descifrar" será la consigna que advierte al espectador que se enfrentará a un especie de rompecabezas.

Una ciudad fría, deshumanizada y llena de simetrías, sumado al sombrío y monocromático tono de la fotografía que generan una atmósfera pesadillesca y la mezcla con imágenes oníricas (difícil olvidar esa terrorífica araña gigante sobre la ciudad) que sutilmente nos avisan si nos encontramos o no en la mente del protagonista, vuelven al film visualmente poderoso desde el primer momento. Villeneuve le imprime un ritmo tanto narrativo como musical inquietante que avanza de manera lineal logrando introducir al espectador en el juego.

Un juego que desde el comienzo va sembrando dudas y preguntas en el espectador (existen realmente los dos personajes y el film describe un viaje a su subconsciente o se trataría en realidad de un único personaje), pero a su vez deja pistas muy certeras en el camino que están ahí, esperando que el público las descifre.

El hombre duplicado explora el concepto de identidad, el conflicto de personalidad y el deseo de ser otro, la idealización de uno mismo, el miedo al compromiso, el adulterio y temas como los totalitarismos y sus métodos de manipulación subconsciente sobre el individuo, aludiendo a la perturbadora imagen de la araña como símbolo del mal y lo prohibido que todo lo manipula.

La gran interpretación de Jake Gyllenhall, logra a través del lenguaje corporal y manejo de la mirada, diferentes matices para dar identidad y personalidad a sus dos personajes idénticos y extremos, el profesor que vive anclado en la rutina, la desidia y ausente de pasión y su alter ego actor, ambicioso, desprejuiciado y perverso.
Muy bien acompañado por Melánie Laurent (Malditos bastardos, Beginners) y Sarah Gadon (Un método peligroso, Cosmopolis), dos actrices rubias que interpretan el papel de la/s mujeres del protagonista y con las que se ha procurado homenajear a Alfred Hitchcock, según propias declaraciones del director.

Otro guiño a grandes maestros del cine es la presencia de Isabella Rossellini, encarnando a la madre del protagonista y pieza clave para completar el rompecabezas y comprender el film.

Podría a continuación brindar mi interpretación y significación del rompecabezas, pero me interesa más destacar el juego propuesto del director para con el público con cada uno de los detalles que va dejando en el camino. Con un final impactante y sin aclaraciones donde lo más importante es la apertura a múltiples interpretaciones.

El hombre duplicado es una de esas películas interesantes y sugerentes que atrapan al espectador e invitan a reflexionar, discutir y disfrutar de sus diferentes opiniones, con imágenes y conclusiones que seguramente permanecerán en el recuerdo bastante tiempo después de verla.