El hombre duplicado

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

EL DOBLE Y LOS DESEOS

¿Quién soy? Esta pregunta recorre un filme impostado y pretencioso que revisa el muy transitado tema de los dobles para hablarnos de la vida rutinaria y desganada de un profesor que un día descubre que en otra ciudad vive un tipo absolutamente igual a él. Se desespera por conocerlo. Lo espía. Desde allí imagina que puede haber otra vida para él. Se encuentran, se recelan. ¿Por qué tanta tensión? Por allí rondan el subconciente, los sueños, la imaginación y la fantasía? Surgen dudas, preguntas y planes: ¿son mellizos? Como la madre no despeja la intriga, usan a sus parejas para prolongar el juego. El film flota sobre la incertidumbre y la perplejidad. ¿Qué de la vida de los otros nos interesaría alcanzar? ¿Y hasta donde la nuestra puede ser deseada? El suspenso avanza bien, pero después todo se confunde, toma para cualquier lado y el abrupto final obliga a revisar todo otra vez. “El hombre duplicado” es uno de esos films que se enrosca sobre sí mismo y que va dando constantes pistas falsas. No sólo reflexiona sobre la identidad; también alude a los caminos del deseo, al sentido de la posesión y a las ganas que sentimos de todos de poder enajenarnos para tener alguna vez otra vida.