El hombre de al lado

Crítica de Blanca María Monzón - Leedor.com

Una ventana que irrumpe en el ámbito de lo privado

Luego de El artista, inteligente film que explora las paradojas del sistema del arte contemporáneo, sus personajes y las dificultades para definir conceptualmente al arte y a sus actores directos e indirectos, caso relevante: la figura del "curador".

Esta vez, sus directores Gastón Duprat y Mariano Cohn volvieron a sorprendernos con un nuevo trabajo, El hombre de al lado, rodado íntegramente en la casa Curutchet, en La Plata, que tuvo su avant premier en el 2009, dentro del marco de la Competencia Argentina en el 24º Festival de Mar del Plata.

En ese estreno estuvieron presentes Gastón Duprat, y los dos actores protagonistas, Daniel Araoz y Rafael Spregelburg, donde Duprat planteó que: “La idea de hacer está película venía gestándose desde hace tiempo, que era anterior a El artista, y surgía de una historia real que le sucedió al guionista, su hermano (Andrés Duprat), y que luego ambos recrearon”, contó además que “Salvo el final, la mayoría de los episodios son muy parecidos a los que en realidad vivió Andrés”.

Un detalle para tener muy en cuenta es que los hermanos Duprat eligen el argumento de sus filmes aprovechando sus experiencias de vida, las actividades, el ámbito en el cual desarrollan su trabajo y las relaciones que los rodean.

El hombre de al lado fue filmado en la Casa Curutchet, una obra de Le Corbusier, la única en Latinoamérica del destacado arquitecto suizo-francés, construida entre 1949 y 1955, reconocida como una joya de la arquitectura mundial. A lo largo de 110 minutos,el film muestra los distintos espacios internos y externos de esta propiedad ubicada en la ciudad de La Plata, sobre la calle 53, frente a la Plaza Rivadavia. “La casa es el primer gran personaje de esta película, en cualquier lugar que pusieran la cámara era muy fácil actuar”, contó el actor Rafael Spregelburd.
Sobre la locación donde fue realizado el film, Duprat dijo que se les ocurrió hacerlo en la casa Curutchet (declarada de interés provincial, turístico y Monumento Histórico Nacional en 1987) porque “es una obra de la arquitectura moderna y eso servía para multiplicar el efecto del hecho principal, no sólo se arruinaba la vista de una casa sino de una obra de arte como lo es ésta en particular”. Los directores plantearon una obra de arte dentro de otra obra de arte, una película filmada dentro de la Casa Curutchet. “Tener una sola locación, la casa, nos permitió todo tipo de bambalinas teatrales, como ensayar las escenas y filmar en tiempo cronológico", agregó el actor Daniel Araoz.

La medianera de esta casa es la real protagonista de la película. Leonardo (Spregelburg) es un destacado diseñador industrial que compró la casa Curutchet para vivir con su esposa y su hija. En la casa de al lado vive Víctor (Araoz), un rústico, prepotente y absolutamente desenfadado hombre (cordobés él), que empieza a romper la pared lindera a su vecino para poner una ventana, y de este modo captar “un poquito del sol” que a Leonardo “le sobra” en su casa. Un agujero en la pared para hacer una ventana, que desata situaciones de todo tipo. A partir de allí no sólo sale a relucir un conflicto entre vecinos, sino también la pintura de dos mundos en contraste, a partir de una situación un tanto inverosímil, pero provable.

La película narra un conflicto entre vecinos, basados en un humor corrosivo, y en una violencia contenida, que hace de éste film una propuesta diferente con varios niveles de lectura.

Los vecinos en la ciudad generalmente se ignoran, pero hay otros, que se introducen por la fuerza en la intimidad de los otros. De hecho, si dentro de lo que llamamos “Hogar” conviven personalidades, muchas veces diametralmente opuestas. Una medianera puede dividir dos mundos, dos maneras de ver y vivir en el mundo, que pueden resultar irreconciliables y pesadillescas.

A partir de la rotura comienza un diálogo forzado, por momentos hilarante, inconsistente: donde cada uno toma conciencia de la existencia del otro, a través del comportamiento invasivo de este vecino, que se mueve con un discurso, que pretende ser racional, pero donde subyace una violencia enmascarada, lo que genera a la vez una tensión, respecto de las reacciones que pueden desencadenarse, en base al absurdo de la situación en sí.

El film por momentos resulta cómico, otras irónico y en algunos momentos patético, con algunos tonos de comedia, sin dejar de señalar mas o menos explícitamente las miserias que portan y comportan sus protagonistas. Y que se harán manifiestas con un final claro pero abierto, en cuanto al nivel de responsabilidad de las acciones, que se producen en cadena. Queda una ‘conflicto moral’, en el espectador, que esta relacionado tangencialmente con varias aristas, donde una espera que la película le otorge una solución a dicho conflicto, pero la misma se hace a un lado, y le deja ese problema, y su posterior reflexión al espectador”.

De hecho, El hombre de al lado está lejos de ser una comedia, porque el humor incomoda, desasosiega, generando en el espectador una reflexión ética, estética y moral, sobre los límites de los derechos de los otros, y sobre cual es el modo menos arbitrario de realizar esa acción de poder límites, sin acudir a la violencia.

También están implícitos nuestros miedos cotidianos, nuestras mentiras a los otros y a nosotros mismos y los juegos de poder, que se esconden detrás de éstas.

El tema de los cuestionamientos alrededor de las representaciones artísticas y de sus poses también se hace presente.

Así, como las actitudes de ciertos estereotipos familiares donde parece que todos se encuentran acompañados, cuando la realidad es que todos se sienten solos e incomprendidos. Hay todo un muestreo de un recorte de la sociedad, que de hecho sus directores conocen a fondo, donde nuevamente los bienes simbólicos y sus efectos en la vida de las personas ocupan un espacio considerable. Y que hacen de El hombre de al lado, que se estrenará comercialmente el 2 de septiembre de 2010, una cita ineludible para conocer otra interesante obra de la dupla Duprat-Cohn.

- Mejor Película – Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (2.009)

- Premio Moviecity Mejor Película Argentina – Festival Internacional de Cine de Mar del Plata

- Mejor Fotografía – Festival Sundance (2.010)

- Mejor actor – compartido por Daniel Aráoz y Rafael Spregelburd – Festival de Lleida

- Mejor Director – Mariano Cohn y Gastòn Duprat – Festival de Lleida

- Premio del Público – Festival de Cine de Toulouse

- Selección oficial – New Directors New Films del MoMA y el Film Society de NY

Dijo The Hollywood Reporter: “- Un film incendiario, disruptivo y poco complaciente, con una trama que se mueve en direcciones sorpresivas e inesperadas”.

Dijo John Nein, programador del festival de Sundance: “- Un film con el verdadero espíritu de sundance, innovador, agudo, verdaderamente independiente, autoral”.

Según indieWIRE “El hombre de al lado” es un film “cáustico y filoso, meticulosamente diseñado, enamorado de la arquitectura, con una puesta en escena de gran calidad plástica”.