El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos

Crítica de Diego Lerer - Micropsia

La culpa la tuvo el almuerzo. ¿Recuerdan EL HOBBIT, la primera parte? ¿Recuerdan esa larga, larguísima escena en la que los enanos caían en la casa de Bilbo Baggins comían y cantaban y desordenaban todo y volvían a comer y a cantar y así? Tengo la impresión que Peter Jackson jamás pudo levantar a la saga, ante la mirada de muchos, tras esa larguísima e infantil escena más propia de una película para niños de los años ’50 que de la continuación (precuela, en realidad) de la saga de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS. Después que EL RETORNO DEL REY arrasara con los Oscars y con las emociones de muchos, esa primera parte del primer episodio de EL HOBBIT –seamos más específicos, esa primera mitad de esa primera parte– parecía casi una burla a los fans. No solo hacía pensar que la nueva saga no iba a producir nada igual a la primera, sino que se notaba claramente lo que se le criticaba a Peter Jackson al hacerla (que era un “curro” estirar un pequeño libro a dos y luego a tres películas) y también nos quedaba claro que los personajes –los enanos, bah– jamás iban a estar a la altura de los personajes que ya conocíamos. Bastante difícil resultaba distinguir a unos de otros…

Esa hora, hora y algo, marcaron a fuego a la saga y todo lo bueno que hicieron después Jackson y compañía, a ojos de muchos, no alcanzó a torcer el rumbo. La segunda mitad de esa primera película era bastante mejor. LA DESOLACION DE SMAUG no estaba nada mal y se podía poner casi a la altura de la saga original. Y lo mismo sucede con LA BATALLA DE LOS CINCO EJERCITOS, el cierre de esta segunda trilogía. Si uno pone en perspectiva estas tres películas puede concluir que son una más que digna continuación de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, una precuela que no hará olvidar a la saga original ni la ensombrecerá pero que tampoco llegará al punto de casi arruinarla como sucedió con las precuelas –hoy negadas y borradas de la memoria masiva como si jamás hubiesen existido– de STAR WARS.

the-hobbit-battle-of-five-armies-2Tomada por sí misma, LA BATALLA… es una película de acción casi constante, con la potencia emocional y claridad narrativa que se espera de Jackson y su equipo. Es, a su manera, la más parecida a LAS DOS TORRES de la saga original ya que buena parte de la narración consiste en el asedio a una “fortaleza” y en los enfrentamientos entre las diversas facciones que se llegan allí a reclamar el lugar y el oro que hay. Consciente de la poca empatía individual que fueron generando como personajes, Jackson –que se ha desviado y mucho del libro original– se enfoca aquí en unos pocos enanos relegando al resto a ser casi como un coro de fondo, y los combina con los personajes que fueron dando vida al episodio anterior, como la elfo Tauriel, el humano Bard, y convierte a Thorin en el verdadero protagonista del cierre de la trilogía, aún más que Bilbo y Gandalf. Y, claro, siempre está el dragón, que casi ni aparecía en el primer episodio pero ocupaba buena parte del final del segundo y el principio del tercero. Si a todos ellos le sumamos el regreso de los “clásicos” (Legolas, Sarumán, Galadriel y otros), es evidente que Jackson tomó conciencia que había que torcer el barco y lo hizo.

También entendió que no todo debía extenderse indefinidamente y curiosamente –digo esto porque en el caso de EL SEÑOR DE LOS ANILLOS era al revés– cerró con la película más corta de todas, de “apenas” 144 minutos de duración (aunque, obvio, prometió mucho más para el Director’s Cut) para terminar más que dignamente una saga que había empezado muy abajo. Volvamos a decirlo: no es EL RETORNO DEL REY, pero tampoco hay entre esa y esta película la diferencia que existe entre una obra maestra que ganó 13 Oscars y una que apenas mereció un “mseeee” de la crítica en Estados Unidos. No lo hay. Creo que ahí habla el cansancio de la crítica y el deseo –que comparto– de que Jackson empiece a utilizar sus talentos para otras cosas.

The-Hobbit-The-Battle-of-the-Five-ArmiesLa historia es la menos complicada de todas aunque requiere una buena memoria respecto a los episodios anteriores. Sinteticemos diciendo que una vez que Thorin tiene acceso al oro que hay en Erebor enloquece en la búsqueda de la mítica “arkenstone” o el Corazón de la Montaña enfrentándose al resto de sus compañeros y habilitando la llegada de todos los que también desean una parte del tesoro o poseer la montaña por razones estratégicas o, en el caso de los orcos, porqué sí, ya que no parecen tener otra cosa que hacer que correr para adelante, gritar y que les corten las cabezas de a miles. Si hay un defecto en esta saga que me irrita es la incapacidad de los orcos y trolls de producir daño alguno. Son el ejemplo claro de “perro que ladra no muerde” y salvo sus líderes, todos los demás por más supuestamente preparados para las batallas que estén caen como moscas ante un soplido. Que vengan de a miles produce mínimo o ningún escozor en el espectador.

En eso consistirá la película: en las distintas situaciones que se van dando a lo largo de dos batallas. La primera, en Lake-town, donde los humanos, con Bard al frente, lucharán frente a Smaug, una escena inicial compacta e intensa que abre la película de una manera promisoria. Luego la que se va armando, de a poco, frente a Erebor, que pasa de los dramas personales (la codicia de Thorin y su enfrentamiento con todos los demás) a las batallas masivas un tanto insípidas y con excesivo uso del CGI para terminar en algunos choques dramáticos personales intensos que dan a la saga un cierre bastante cercano al que se merecía y que parecía que jamás iba a poder alcanzar. Los varios enfrentamientos que tienen lugar, sobre el final, en una zona helada de la montaña, son una clara muestra no solo del talento de Jackson para la composición de este tipo de escenas sino que el “uno contra uno” tiende a ser mucho mejor espectáculo que las batallas entre miles de extras computarizados.

hobbit-battle-of-the-five-armiesNo es una gran película porque los nuevos personajes no lograron convertirse en inolvidables (la sola mención de la existencia de “el hijo de Arathorn al que se conoce como Trancos” es un recordatorio, no solo de la ausencia de un tal Viggo, sino del peso mítico de los originales), pero la aparición de algunos clásicos como Legolas haciendo otra de sus hazañas propias del Cirque du Soleil o el momento en que se cruzan varios de los viejos personajes juntos (mejor no adelantarla aquí) dan una suerte de continuidad épica a la historia que termina en el que tal vez sea su mejor momento y hasta se cuida de no tener los 17 finales de la anterior saga. Y Jackson, mal que les pese a algunos, sigue demostrando tener más temple narrativo y cinematográfico clásico que la mayoría de los directores de superproducciones actuales.

Confieso que disfruté más de los dos últimos episodios de EL HOBBIT que del 90% de las películas de superhéroes que circulan actualmente y que reciben mucho mejor trato crítico que esta trilogía. De todos modos, esperemos que no expandan ahora el “Tolkien Cinematic Universe” y se les de por hacer quince películas con cada personaje menor de la saga. El cierre estuvo bien y a la altura de las circunstancias, pero si llega a haber algo parecido a LOS SECRETOS DE THRANDUIL o POR LAS BARBAS DE BALIN, no cuenten conmigo…