El hijo perfecto

Crítica de Laura Osti - El Litoral

Adolescentes bajo presión

“Es una historia sobre el amor entre hermanas y la búsqueda de la propia identidad”. Así define la joven realizadora sueca, Sanna Lenken, el contenido de su opera prima, “Min lilla syster”, cuya traducción es “Mi pequeña hermana”, inexplicablemente presentada en nuestro país bajo el título “El hijo perfecto” (!?).
Las protagonistas son dos muchachitas, hijas de un matrimonio de clase media. Una de ellas, la mayor, Katja, está finalizando la adolescencia, en tanto que la menor, Stella, está ingresando en esa etapa de la vida.
Katja está sometida a una intensa presión porque en su escuela fue seleccionada para integrar el equipo de patinadoras sobre hielo de alto rendimiento. Para ello, debe entrenar rigurosamente durante largas horas todos los días y a la vez seguir una dieta para no subir demasiado de peso.
Stella, en cambio, es más bien retacona y regordeta. Siente una gran admiración por su hermana y quiere seguir sus pasos en el patinaje. Pero mientras Katja se esfuerza constantemente, Stella fantasea al tiempo que se devora una montaña de snacks. A su vez, Katja concentra todas las expectativas de sus padres, quienes parecen dar por descontado que la muchachita será una patinadora altamente competitiva, aunque no piensan lo mismo sobre Stella.
Si bien son padres que están físicamente presentes, lo que la película de Lenken pone en evidencia es que se trata de un caso de una familia de apariencia normal, apariencia que encubre una disfuncionalidad soterrada.
Desde las primeras secuencias, la banda sonora que acompaña a Stella contagia una sensación de angustia y tensión. Sensación que estará presente durante todo el relato, que asume el punto de vista de la hermana pequeña, para contar el drama que pone en crisis a su familia: Katja no logra controlar la presión bajo la que está sometida y se vuelve anoréxica.
La cuestión es que lo mantiene oculto, pero su hermanita, que la sigue a todos lados, pronto la descubre. A partir de ese momento, la película se concentra en la perturbación de Stella, que no sabe cómo manejar el secreto, ya que Katja la tiene amenazada: si habla, ella también contará secretos incómodos de Stella. El chantaje hace efecto en la mente inmadura de Stella, pero a partir de ahí, las dos chicas empezarán a manifestar problemas en la escuela.
Los padres tardan en darse cuenta de lo que pasa en su propia casa y cuando son enfrentados al problema, no reaccionan de la mejor manera, poniendo en evidencia su propia inseguridad e inmadurez.
Min lilla syster es un relato autobiográfico, está basado en la experiencia personal por la que atravesó Lenken en su vida real, y la película parece ser una manera de mostrar y compartir un problema que suele permanecer oculto o del cual es difícil hablar en público. En ese sentido, es testimonial, pero al ser un tema que evidentemente conoce desde adentro, Lenken sabe darle el tono justo para que no resulte en una monserga moralista o un melodrama. Ella describe el problema como lo percibe la menor de las hermanas, quien termina siendo la que provoca la crisis que lleva a que salga a la luz, acción que permitió que Katja reciba la atención necesaria oportunamente.
Pero el final es abierto. El film deja el interrogante acerca de cómo será la vida de esas chicas de ahí en más. Cómo habrán de crecer y qué valoración le darán a ese triste episodio en sus vidas.
“Min lilla syster” es una película en tono menor, que invita a reflexionar sobre diversos aspectos de la adolescencia en una sociedad desarrollada.