El Grinch

Crítica de Marcelo Stiletano - La Nación

Cada momento de Hollywood tiene la animación que le corresponde. Más allá del poder de Disney, los otros grandes estudios de Hollywood pugnan todo el tiempo por sacar ventajas en uno de los escenarios más competitivos y exigentes de la industria del entretenimiento. Y este tiempo le pertenece a Illumination, la usina creativa liderada por Chris Meledandri de la que surgieron Mi villano favorito y los Minions. Hace dos semanas Variety dijo que Meledandri se convirtió en el hombre más poderoso de la actualidad en el terreno de la animación.

En 2000, hace casi dos décadas, El Grinch tuvo su primer largometraje, dirigido por una figura del riñón de Hollywood (Ron Howard) con Jim Carrey en el apogeo de su popularidad y personajes de carne y hueso. Ahora, el cuento del Dr. Seuss reaparece con todas las virtudes y limitaciones de Illumination. El breve relato del monstruo de pelambre verde que quiere robarse la Navidad se instala en la pantalla con esa inmensa paleta de colores vivos, la ingenuidad y la apuesta al chiste visual que caracteriza a esa factoría.

Que la fórmula se repita sin apostar a otra clase de búsquedas o innovaciones no interesa demasiado. El relato clásico, con sus vueltas y su conclusión aleccionadora, funciona en sus destinatarios naturales, los chicos más pequeños. El programa se completa con el estreno de un divertido corto de los Minions, Yellow is the New Black, ambientado en una cárcel.