El gran simulador

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Abriendo el juego

"Soy un experto en cartas, pero no soy mago. Ese es un término que confunde a la audiencia". Con estas palabras, el ilusionista René Lavand se define mejor que nadie en el documental que lo muestra con un presente activo (a pesar de su artrosis) y protegido en su fortaleza.

El director Néstor Frenkel (Amateur, Vida en Marte) recorre pasado y presente del ilusionista argentino de fama mundial especializado en cartomagia, que realiza sus ilusiones con la única ayuda de su mano izquierda (la derecha la perdió a los nueve años en un accidente automovilístico). Lavand llegó a participar como invitado en El show de Ed Sullivan y Johnny Carson, llevando sus ilusiones a Venezuela, México y a varios programas de la televisión argentina.

El gran simulador expone además su intimidad familiar junto a su esposa que busca material para el documental, la reunión con un amigo que le acerca relatos para sus presentaciones y un joven discípulo. Autodidacta, creador de su propia técnica, que le dio un estilo inconfundible, Lavand o Héctor Lavandera afirma que su laboratorio es el paño verde sobre el que se despliega su arte, sin olvidarse de la vida tranquila y el ámbito natural que lo rodea.

El film acierta en la descripción de su personalidad ("Hay dos cosas que me molestan: una, que me pidan autógrafos. La otra, que no lo hagan"), utiliza material de archivo y escapa de los los típicos testimonios a cámara del género.

La historia -que abre y cierra el relato- gira en torno a la búsqueda de su mano derecha en otro de los relatos que impulsan su trabajo y en medio de una película que se acerca de manera más que satisfactoria a la persona y al artista.