El gran showman

Crítica de Beatriz Iacoviello - El rincón del cinéfilo

“El Gran Showman” ("The Greatest Showman") es el primer largometraje del director australiano Michael Gracey. Su experiencia proviene de haber trabajado en los efectos especiales de las películas “Doble visión” (2002), “The malician” (2005) y del campo publicitario.

Para crear ese espacio irreal del circo y el espectáculo, Gracey se asoció al galardonado director de fotografía Seamus McGarvey, quien tiene en su haber nominaciones en los Oscar y BAFTA por su cinematografía en “Joe Wright” (2007), “Atonement”(2007) y “Anna Karenina” (2012).

El filme abre con una espectacular toma de la figura Jackman, recortada bajo las vigas con su característico abrigo largo y sombrero de copa, luciendo como una criatura atemporal semejante a Joel Grey, el Maestro de Ceremonia en "Cabaret" (1972). Y aunque “El Gran Showman” ofrece una mirada mucho más familiar, evoca el espíritu de Bob Fosse en la precisión sexy de su coreografía, y en su visión de un circo humilde, que sorprende y demuestra que cualquier espacio puede convertirse en escenario, tanto el de las casa que habita el protagonista con su familia, como en los del show que presenta.

La historia es básica y lineal sobre un hipotético biotic, que posee como información ciertos datos reales interrelacionados con otros que son fantasía de los guionistas Jenny Bicks (una de las escritoras de las series “Con C mayúscula”, “Men in trees” y “Sexo en Nueva York”) y Bill Condon (autor de “Chicago” y ganador del Oscar por “Dioses y monstruos”).

Lo real es que Barnum fue un show business americano en la década de 1870, además de un ejemplar caso de éxito del American way of life. Pero el filme elimina casi todos los aspectos polémicos de Barnum (estafador, cuentero, farsante) y muestra sólo a un hombre de negocios que deberá cuidar su matrimonio con su fiel esposa (Michelle Williams) y proteger a sus dos pequeñas.

“El Gran Showman” narra la vida de un hombre que fue de la pobreza a la riqueza abriéndose paso a sí mismo con el lema de «hagas lo que hagas, hazlo con todas tus fuerzas». Phineas T. Barnum (Hugh Jackman), se casa con Charity (Michelle Williams) a pesar de las objeciones de su padre. Esto establece la esencia de su motivación para convertirse en un hombre rico que quiere darle a Charity la vida a la que está acostumbrada y, mientras tanto, demostrar al padre lo que fue capaz de conseguir.

P,T, Barnum se gana la vida en una oficina, y cuando la empresa quiebra, descubre su talento creativo. Luego de fracasar en la creación de un museo de cera, intenta crear un espectáculo con personajes de circo que de por sí tienen un atractivo especial.

Barnum presenta sus fabulosos monstruos: un hombre de 250 kilogramos, dándole el título de Gigante irlandés (aunque es ruso). Un enano conocido como Tom Thumb (Sam Humphrey), a quien viste como Napoleón a caballo. Y, por supuesto, el monstruo más singular de todos: Lettie Lutz (Keala Settle), la Dama Barbuda. En realidad Barnum crea para diversión de otros su propia corte de los milagros. Convence a estas personas para que se unan a su circo, que ya no será igual a la carpa rodante que habitaron sino un edificio en Manhattan justo cuando la grandeza de la ciudad comienza a asentarse: el nuevo mundo se está construyendo. Barnum se está conectando con la idea de que las personas están entumecidas, hastiadas, abrumadas. Necesitan algo extraordinario para animarlos a vivir.

“El Gran Showman” es un musical que posee el fuego del pop que mantiene al espectador enganchado en ese ritmo, y esa calidad explosiva recuerda, a veces, la energía de "Moulin Rouge".

Una de las escenas más bellas de la opera prima de Michael Gracey se registra a pocos minutos de iniciase el filme, cuando una luna enorme ilumina a los personajes en la terraza de su vivienda donde las sábanas colgadas danzan junto con ellos al son de la música, y la letra confirma que “Un millón de sueños me mantienen despierto, para el mundo que construiremos”. Lo que construye a esta realización fue organizar los números musicales con un brillo especial que se supera en cada número como en el interesante coro de "Come Alive" ("Y sabes que no puedes volver atrás" / al mundo en el que vivías, / "Porque tú están soñando con los ojos bien abiertos "), que lleva al espectador a conectarse con su majestuoso flujo sincopado, con un toque de spirituals, y una oleada de ternura melódica.

Los temas fueron compuestos por el equipo de Benj Pasek y Justin Paul, quienes escribieron la letra de las canciones en "La La Land", y crearon en esta oportunidad ritmos y melodías que conducen la película, magníficamente, hacia una escala ascendente. Cuando la Dama Barbuda obtiene su propio número, "This is me", la escena es una fiesta de singular belleza.

Otra secuencia espectacular es la del socio de Barnum. Phillip Caryle (Zac Efron), Phillip que se consume de amor por la trapecista negra Anne Wheeler (Zendaya), una pasión clandestina en que se basa el dúo devocional "Rewrite the stars", un número literalmente y espiritualmente suspendido en el aire, y lo curioso de él es que se realizó sin dobles.

Barnum durante una visita a la reina Victoria conoce a la cantante de ópera célebre sueca Jenny Lind (Rebecca Ferguson), y él está cautivado por su voz y su presencia cristalina. La lleva a New York como una gran estrella y el éxito lo acompaña, de tal modo que hasta su crítico negativo más acérrimo lo felicita. En los escenarios de América, Barnum aprovecha para arreglar su alicaído imperio (lo que realmente sucedió). Jenny, pintados sus labios de rojo rubí, canta "Never enough" con una solemnidad extática que deja perplejo a quien la escucha.

Sin embargo “El Gran Showman” no es un filme perfecto ya que su mayor problema reside en los cortes abruptos y aleatorios, de las secuencias para sintetizar la historia al máximo, creando una extraña y ambivalente edición en que aparecen personajes nuevos que no se sabe de donde salieron, como casi todos los freaks, o trabajadores del circo Barnum, fuera de los presentados especialmente para dar verosimilitud a la historia.

La película no está bien editada ya que se notan saltos incomprensibles, con números musicales conectados entre sí a continuación uno de otro sin el respiro de la palabra, y con subtramas románticas que no logran cristalizar.

“El Gran Showman” es la ventana musical que convierte a un hombre de dudosa reputación, en la vida real, en un fabricante de sueños que logró cautivar a multitudes y que inspiró una serie de filmes, entre ellos “Barnum” (1986), con Burt Lancanster y Hanna Schygulla. En cierto modo se parece al “Moulin Rouge” (2001), un entretenimiento festivo y eufórico que no se preocupa demasiado por la consistencia dramática o psicológica, sino que trata mostrar el estado de ánimo, la sensación, el gran espectáculo interpretado por Hugh Jackman, con irresistible profesionalismo, convertido en un magnifico maestro de vendehúmos que inventó el espíritu del espectáculo moderno al atreverse a seguir su sueño.