El gran pequeño

Crítica de Fernanda Miguel - Cinergia

Otra vez el Tío Sam metió la cola

El Gran Pequeño (Little Boy,2015) no es una película para niños, aunque el afiche y la sinopsis intenten ser amigables. Es otro film en el que se demuestra la idiosincrasia estadounidense y el patriotismo ciego basado en guerras en las que ellos son los buenos y los del otro bando son el enemigo al que hay que destruir. Lo que también se pone en juego, y de una manera muy invasiva, es la fe y por alguna cuestión, Dios sólo atiende en Estados Unidos.
Todo está visto desde los ojos del pequeño Pepper (Jakob Salvati), quien intenta, fe mediante, hacer que su padre vuelva de la guerra. En el medio de todo esto, sufre bullying debido a su estatura y cuando se cree que estas actitudes van a estar respaldadas por un mensaje en contra (como para justificar llevar a los niños a ver esta película) pasa como algo superficial y no se resuelve de una manera muy didáctica.
También hay un intento de entablar un mensaje contra la xenofobia cuando Pepper se hace amigo de un japonés (el bando enemigo), pero la carga en contra que tiene el resto del poblado para ese personaje, hace que el mensaje se caiga un poco ya que justifican su agresión por la guerra y por lo que hizo su país con los Estados Unidos. Básicamente es el famoso "metamos a todos en la misma bolsa".
Los golpes bajos son muy bajos. Las lágrimas son inevitables, aunque el mensaje para esta parte de la región, no tenga nada qué ver. Es imposible no meterse en la piel de un niño que sufre porque su padre no volvió de la guerra, aunque el objetivo del guion sea transmitir otra cosa.
Dos cosas a destacar son la fotografía y la ambientación. Ambas cosas están muy cuidadas y prolijas y es quizás el gran gancho de la película.

Si no quieren traumar a un niño con las heridas de la guerra, ni generarle una percepción de la misma como algo positivo, vayan a ver otra.