El gran Gatsby

Crítica de Ezequiel Coniglio - Cinezalco

Una película con muchos destaques, varias negativas y dos ambientes bastante distintos. “El Gran Gatsby” es, definitivamente, una película que tendrá amores y odios, así como detractores y fanáticos.

Gatsby (DiCaprio), un joven millonario con un pasado dudoso que no tiene enlaces con la sociedad que le rodea y nadie sabe cómo consiguió su fortuna (algunos creen que lo ganó vendiendo alcohol ilegalmente, o como asesino a sueldo). De todas formas y a pesar de las grandiosas fiestas que organiza, donde tolera a numerosos intrusos, Gatsby es un hombre solitario. Todo lo que quiere realmente es revivir el pasado para reunirse con el amor de su vida, Daisy (Carey Mulligan), una mujer casada con un respetable millonario, con quien tiene una hija.

Como decía anteriormente, “El Gran Gatsby” es una película que tiene dos climas muy marcados. Durante la primera parte nos metemos en el mundo ostentoso del Sr Gatsby, junto a sus grandilocuentes fiestas y despliegues en su magnífico palacio. Tengamos en cuenta que está ambientada en los años 20, época del lujo decadente, y que el director Baz Luhrmann tiene experiencia en ambientar y “refrescar” otras épocas. Así podemos recordar “Romeo+Julieta” con un joven Leonardo DiCaprio o la exitosa “Moulin Rouge”.
En este caso, el director cuenta con un solo problema: la transición de la fiesta al drama. Es que, ese segundo clima (el drama) no termina de encajar en todo lo que veníamos viviendo… o quizás sea que no hay una correcta transición para pasar de aquella majestuosa fiesta de los años felices al drama romántico propuesto por Fitzgerald.

He leído en varias críticas un especial hincapié sobre la música y la estética de videoclip que utiliza el director para este filme. Realmente no hay nada de que sorprenderse, sabemos que a Luhrmann le encanta jugar con esas mezclas y ese “aggiornamiento” musical y estético en sus filmes. De hecho, “El Gran Gatsby” cuenta con la banda de sonido a cargo del músico Jay Z, quien logra una conjunción idónea entre sonidos del pasado y actuales. A traves de un anacronismo entre pasado y presente, el charleston se mezcla con el rap, y el brillo y la arquitectura de los años ’20. A mi entender, un gran logro del director.
Sin embargo, el director nunca deja de distraernos con los efectos de postproducción y nos perdemos en consolidar la verdadera trama de la película. Es como si para Luhrmann fuera más importante la increíble escenografía, todo el lujo del vestuario y la postproducción del 3D, que el tema central desarrollado por Fitzgerald.

A pesar de esto, las actuaciones forman parte de la mejor selección de este director. Tobey Maguire es Nick Carraway, el narrador que nos cuenta sus años al lado de “Jay”. Con su carita de nabo y esa inocencia que lo caracteriza nos permite dudar junto a él sobre el verdadero origen de Gatsby. ¿Qué decir de DiCaprio en el rol de Gatsby? Un actor que ya no sorprende, un actor que se mete en la piel de los personajes y los encarna como si hubiesen sido escritos para él. Por otra parte, Carey Mulligan en el rol de Daisy no termina de convencer. Esa joven inocente que vivió siempre rodeada de dinero y ahora, tras la reaparición de su viejo amor, ve su mundo trastocado. Estos personajes se ven bien acompañados por el férreo Tom Buchanan de Joel Edgerton.

Al fin y al cabo, “El Gran Gatsby” no llegará a convertirse en un nuevo clásico del cine contemporáneo. Sin embargo, tiene atractivos dignos de ver en pantalla grande y analizar una vez terminada la función. Es un filme con una gran dirección, excelente postproducción y actuaciones maravillosas, el único error es la transición hacia el drama.