El gato desaparece

Crítica de Gustavo Castagna - Tiempo Argentino

Sorín apuesta al cine de suspenso

El director de Historias Mínimas se aleja del tono de sus películas previas para narrar una inquietante trama sobre un hombre que regresa a su casa, tras haber estado unos meses en un psiquiátrico, y las sospechas de su mujer.

En apariencia, Luis está mejor luego de ocho meses de internación debido a un brote psicótico que lo llevó a maltratar a su mujer Beatriz y a golpear a un colega profesor universitario. Por eso, el matrimonio de más de dos décadas retorna al hogar donde sólo debería estar Donatello, el gato de la casa. Pero, imprevistamente, el recibimiento del felino para el supuestamente mejorado Luis no es el mejor. Son algunas de las escenas iniciales de El gato desaparece, el film de Carlos Sorín bien lejos de sus incursiones en paisajes patagónicos (Historias Mínimas, El perro), idolatrías con estética road movie (El camino de San Diego) o posturas heredadas de las películas de Alexander Sojurov (La ventana). Todo lo contrario, Sorín incursiona en un film de suspenso, con pocas locaciones (la casa del matrimonio adquiere un rol protagónico), dos actores que funcionan a la perfección por su química (Luis Luque y Beatriz Spelzini) y una trama que no oculta sus referencias al cine de Hitchcock, apuntando a la tensión y el suspenso que transmiten determinadas escenas con sus correspondientes climas.
El punto de vista es el de Beatriz– sujeto narrador de la historia– quien sospecha que el comportamiento de su esposo no mejoró alejado de la casa. Más aun, Donatello desaparece apenas retornado el conflictivo Luis y sólo vuelve cuando tiene ganas de comer. Pero habrá más tensiones, algunos momentos de humor (bien “negro”), la aparición de algunos personajes satelitales (uno de ellos será protagonista del desenlace) y hasta una escena pesadillesca que será un punto de inflexión en la estructura narrativa del film.
Con esos recursos expositivos y a través de la concreción de climas asfixiantes, todos ellos narrados desde la perspectiva y las sospechas de Beatriz, Carlos Sorín emprende un camino diferente para su cine, lejos de aquellas historias de vientos fuertes, paisajes desolados y personajes que siempre sonríen pese a sus padecimientos.
¿Donatello es el responsable del desequilibrio matrimonial? Una escena define los propósitos de la película. La primera noche luego de la internación, Beatriz se levanta de la cama porque no tiene a su esposo al lado y descubre que Luis está ordenando la biblioteca a su manera, descartando los cambios que ella hiciera durante la ausencia. Ese efímero momento de El gato desaparece expresa las intenciones de la trama: atrapar al espectador desde lo mínimo para definir los comportamientos y temores de un matrimonio en permanente tensión. Y es a través de ese tono menor y sin pretensiones cuando la película obtiene una incómoda y bienvenida victoria.