El gato con botas

Crítica de Juan Carlos Di Lullo - La Gaceta

Hay gato para rato

Era evidente que los creadores de "Shrek", agotado este personaje, iban a buscar una nueva cantera para estructurar una nueva serie de aventuras animadas en clave de humor; la buena acogida por parte del público que tuvo la aparición del Gato con Botas como segundón del simpático ogro verde proyectó al felino espadachín como seguro protagonista de su propia película.

Aquí está la aventura prometida: acompañado por Kitty, una contrafigura muy bien pensada para balancear las características del Gato, y por el inefable Humpty Dumpty, los guionistas proponen una hora y media de acción matizada por escenas algo más lentas destinadas a desarrollar la trama y a explicitar algunos mensajes didácticos. Precisamente son estos tramos los más flojos de la película, y los que producen cierta dispersión en el público menudo. Pero, rápidamente, vuelven las corridas, los duelos a espada, los bailes y las persecuciones para levantar el ritmo de la narración. Y es en estas secuencias en las que el equipo técnico se luce plenamente; la recreación del pueblito en el que el Gato y Humpty Dumpty pasaron sus primeros años es deliciosa. Y la concepción y la realización de los escenarios fantásticos del castillo en las nubes resulta admirable.

Una vez más hay que hablar de la perfección a la que se ha llegado en la verosimilitud que alcanzan las animaciones de los personajes. Las expresiones de los cuerpos y de los rostros son casi perfectas, y en muchas oportunidades, el espectador debe recordar racionalmente que se trata de imágenes generadas electrónicamente, porque lo que sus sentidos le indican es que hay en la pantalla un gato (o una gansa, o un… huevo) con excelentes dotes actorales.

De cualquier manera, el objetivo de los realizadores es divertir a la platea; hay que decir que, una vez más, lo logran, y con recursos más que aceptables. Y, desde luego, queda la puerta abierta para más aventuras gatunas.