El gato con botas

Crítica de Felipe Quiroga - CiNerd

ESOS OJOS

¿Podría el gato bancarse una película él solito? Prácticamente se había robado toda la atención en SHREK 2 (2004), cuando lo vimos por primera vez. Ahora el Gato con Botas demuestra que está listo para ser el protagonista, sin burros parlanchines ni ogros verdes dando vueltas por ahí. ¿Será que nos convenció con su famosa mirada?

En GATO CON BOTAS, el gato aventurero (con la voz de Antonio Banderas, en el doblaje también) emprende una aventura junto a Humpty Dumpty (Zach Galifianakis) y Kitty Patitas Suaves (Salma Hayek) para conseguir la Gansa que pone huevos de oro, que vive en un castillo en las nubes. Para eso, primero tendrán que robarle las Habichuelas Mágicas a los peligrosos Jack (Billy Bob Thornton) y Jill (Amy Sedaris), dos bestiales villanos que se la pasan discutiendo sobre la paternidad.

La película mezcla elementos de diferentes cuentos infantiles pero dándoles una vuelta y agregando mucho humor (para chicos y también con chistes para los grandes), de la misma manera en que lo hizo la primera SHREK (2001). Curiosamente, el film no usa nada del cuento original del Gato con Botas, recopilado por Charles Perrault en el libro “Cuentos de mamá ganso” de 1697, a excepción del personaje, claro, y su personalidad embustera. Aquí, Gato es un héroe con todas las letras, protagonista de una aventura con algo de western que deja un sencillo mensaje sobre la importancia de la amistad.

En GATO CON BOTAS no se menciona a Shrek ni a Burro ni hay referencias de ningún tipo a la saga del Ogro, y está bien. Así queda claro que este es el show unipersonal (o "unianimal") del Gato, ahora acompañado por nuevos personajes: la gatita Kitty es una ladrona que perdió sus garras y que, obviamente, no puede evitar sentirse atraída por Gato con Botas, que seduce con esa voz de macho español de Antonio Banderas (gran trabajo y con doble mérito, por haber interpretado al personaje en dos idiomas). Humpty, el huevo, es el protagonista de los momentos humorísticos más bizarros, y apenas puede brillar cuando Gato no se está llevando toda la atención.

La calidad de la animación es muy buena (no podía esperarse menos de Dreamworks) y hay varios momentos geniales, por originalidad, humor e impacto visual, todos bien llevados gracias al director Chris Miller (el mismo de SHREK TERCERO): desde el duelo de baile, en que el Gato con Botas compite en una contienda de flamenco, hasta el ataque de la Gansa Gigante como si fuera Godzilla, pasando por la sorprendente entrada de Jack y Jill (en una carreta tirada por cerdos que parecen salidos del mismísimo Infierno) y sin olvidar el momento en el que crece el gigantesco tallo luego de plantar las Habichuelas Mágicas.

Aunque la película es entretenida, el guión es su aspecto más débil: hay aventura, sí, pero las situaciones se suceden velozmente y aunque parece que pasa mucho, en realidad no pasa demasiado. Tampoco se percibe un sentimiento de “amenaza real”: practicamente no hay un conflicto serio en el que se sienta que los personajes están en verdadero peligro. El giro argumental (a pesar de constituir en sí una parodia a las películas con finales sorpresivos, con “flashbacks” incluidos y todo) no alcanza para sostener una historia a la que, a pesar de sus imaginativos momentos, le faltó algo de desarrollo. Sucede que la trama se sostiene demasiado en los gags y en la fasinación que genera su protagonista, una fascinación que multiplica por mil cuando pone los ojitos en modalidad tierna.