El futuro llegó

Crítica de Martín Chiavarino - Metacultura

Sombras del progreso

El nuevo film de los realizadores de Cine Insurgente Fernando Krichmar, Alejandra Guzzo y Omar Neri, directores de Seré Millones (2013), el documental sobre la logística y la ejecución del robo al Banco Nacional de Desarrollo por parte de un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo, El Futuro Llegó (2017) es un documental sobre la noción de progreso, las cuestiones laborales en el nuevo capitalismo, la preponderancia de las multinacionales en la vida económica, la precarización de la vida y la contaminación desde el significativo ejemplo de Ingeniero White, el puerto comercial de Bahía Blanca.

Con una exhaustica investigación, entrevistas a trabajadores, familiares de víctimas de accidentes, habitantes de la zona, técnicos y académicos de la Universidad del Sur, la película analiza la historia de la ciudad alrededor del puerto de Ingeniero White desde la llegada del tren hasta la instalación del Polo Petroquímico que prometía traer trabajo y progreso pero que en su lugar les dejó a los habitantes contaminación, desocupación, precarización y muerte.

El Futuro Llegó detalla la lucha de los habitantes, los trabajadores y la comunidad universitaria contra las multinacionales instaladas en el Polo Petroquímico para mejorar la seguridad, evitar los accidentes y parar la contaminación que las empresas crean al arrojar los residuos de los procesos químicos en las playas, otrora lugar de esparcimiento y ahora clausuradas por el peligro debido a la irresponsabilidad delictiva de los ejecutivos corporativos, su cultura de la ganancia a cualquier costo y su odio de clase.

El opus utiliza la justificación liberal del progreso para cuestionarla como un argumento cínico de políticos y empresarios que buscan realizar negocios sin el más mínimo interés en la vida de los empleados, considerados como recursos desechables. Con datos de los investigadores de la Universidad del Sur los documentalistas narran como el Polo Petroquímico expulsa empleados en lugar de crear empleo generando desocupación y miseria en una comunidad muy golpeada por el neoliberalismo.

Fernando Krichmar, Alejandra Guzzo y Omar Neri regresan nuevamente así a la denuncia social, como en Diablo Familia y Propiedad (1999), para visibilizar una lucha que deja al descubierto la rapacidad de las corporaciones y la resistencia de las comunidades a los negocios que destruyen el medio ambiente, la biodiversidad y toda la vida cultural y social de un pueblo que gozaba de movilidad social y ahora vive en la pobreza mientras el supuesto progreso sigue su curso sin respetar las leyes, la ética y ni siquiera los derechos humanos básicos.