El francesito

Crítica de Ricardo Ottone - Subjetiva

RETRATO DEL ANALISTA PICHÓN

El título, a priori, parece una advertencia, casi un abrir el paraguas: una biografía de Pichón-Riviere es imposible. Miguel Luis Kohan (aquí la entrevista), director del documental, lo aclaró en algunos reportajes, imposible por la complejidad del personaje, por su riqueza, por sus múltiples aristas. Pero ese título ambiguo, equívoco, es también una propuesta. Esta es una biografía posible, por lo menos para su realizador.

Esa posibilidad depende de ciertas decisiones. Las de Kohan están relacionadas con el objeto mismo de su documental: Enrique Pichon-Rivière, una de las figuras clave del psicoanálisis en la Argentina. La impronta del psicoanálisis está precisamente en la idea de ir a la infancia, a los primeros recuerdos, porque ahí puede estar una clave para comprenderlo. Algunos de sus entrevistados le dan la razón, y también parece hacerlo el propio Pichon-Rivière en el único momento en que escuchamos su voz grabada. Por eso “El Francesito”, porque es el apodo con que los otros chicos reconocían al en ese entonces pichón del futuro Pichon-Rivière, que llegó de Francia muy niño al Chaco y luego a Goya, Corrientes con sus padres, quienes venían a vivir de la agricultura. Otra clave, propia también del psicoanálisis es la del lenguaje, ya que se aclara que la lengua familiar, de la herencia cultural, es el francés, pero su segunda lengua fue el guaraní, la de su infancia en el campo, y después vendría el castellano, con la educación formal. Y las tres, con sus lugares de intercambio van a formar al Pichon-Rivière ulterior.

Kohan quiere dar cuenta de sus múltiples vertientes y no se queda solo en la académica, de celebridad y prócer del mundo psi local, en tanto psiquiatra, psicoanalista, fundador de la escuela psicología social, interesado en el estudio y tratamiento de la locura. También va a los otros aspectos que hacen a su pluralidad de intereses: estudioso y fascinado por la obra de los poetas malditos como Rimbaud, Baudelaire y en particular el Conde de Lautréamont, amigo de Lacan y de Roberto Arlt, frecuentador de la nocturnidad y también de cierta marginalidad, crítico de arte y hasta fundador de un club de fútbol, el club Matienzo en Goya, su ciudad adoptiva.

El realizador evita el habitual desfile de cabezas parlantes y echa a mano a recursos expresivos más interesantes, una relación menos obvia entre relato e imagen, la vía del humor y procedimientos lúdicos, como poner a Joaquín, hijo de Pichon-Rivière, en el diván en posición horizontal como asociando en el medio del análisis. Joaquín es precisamente uno de los principales motores del relato, y junto a otros entrevistados como Vicente Zito Lema, Alfredo Moffat, Ana Quiroga (colaboradora y su última mujer) o el recientemente desaparecido Guyla Kosice van armando un retrato que busca hacer justicia a la riqueza de la vida y la obra de Enrique Pichon-Rivière. Un retrato lejos del bronce, más bien íntimo y cálido de un personaje fascinante.

EL FRANCESITO. UN DOCUMENTAL (IM)POSIBLE SOBRE ENRIQUE PICHON-RIVIERE
El francesito – Un documental (im)posible sobre Enrique Pichón-Riviere. Argentina. 2016.
Dirección: Miguel Luis Kohan. Entrevistas a Joaquín Pichon Rivière, Alfredo Moffatt, 
Ana Quiroga, Juan José Stagnaro, Estela Baistrocchi, Vicente Zito Lema, Horacio Carbone y Gyula Kosice: Guión: Miguel Luis Kohan. Fotografía: Miguel Luis Kohan. Edición: Rosario Cervio. Música: Gustavo Pomeranec. Duración: 85 minutos.