El exótico Hotel Marigold 2

Crítica de Fernando López - La Nación

El retiro menos pensado

Quienes hayan disfrutado de la grata compañía que los jubilados ingleses de El exótico hotel Marigold invitaron a compartir durante su estada en el no muy pretencioso pero acogedor hospedaje de Jaipur recibirán con satisfacción este reencuentro. Algunas cosas han cambiado, pero el clima es el mismo, la voluntad de sobrellevar con el mejor humor los achaques inevitables a estas alturas de la veteranía, también, y la decisión de afrontar con el mejor ánimo cualquier novedad que se presente sigue inalterable. Nadie se olvida de que el futuro está siendo cada vez más acotado, pero el humor no flaquea y la disposición para sacar provecho de estos días soleados y coloridos que la India les ofrece (así como la promesa de una nueva vida), tampoco. Si hasta a la ayer amarga Muriel (Maggie Smith) se le ha endulzado el carácter ahora que ha devenido socia del eléctrico Sonny (Dev Patel) y lo está secundando en su proyecto de ampliar el negocio, ya que las cosas marchan viento en popa, comprando otro gran hotel vecino, notoriamente mejor conservado que el deteriorado Marigold original, aunque para ello deban procurar financiación, que es precisamente lo que están haciendo en San Diego cuando la película comienza.

No es la única novedad. Alguien ha sabido reconocer los talentos de la emprendedora Evelyn (Judi Dench) y le ha propuesto que los aplique a la compra de telas, mientras su eterno enamorado, el tímido Douglas (Bill Nighy), que ahora se ha convertido en guía turístico pese a la modestia de sus conocimientos en ese terreno, apenas logra que ella lo trate como un amigo. La coqueta Madge (Celia Imrie), por su parte, tiene en vista dos candidatos parejamente adinerados.

A la confusión reinante se suman dos nuevos pasajeros, con los que el guionista Ol Parker consigue incorporar a la historia una pizca de liviano suspenso. Un poco llega con Richard Gere, que pasa por ser un escritor en busca de material para su nueva novela, que con su apostura agita el avispero femenino y con sus actitudes despierta las sospechas de los responsables del hotel, que ven en él a un probable espía del presunto inversionista norteamericano, y otro poco con Tamsin Greig, presencia igualmente misteriosa que podría estar desempeñando actividades similares, aunque dice estar en busca de un hospedaje adaptado a las necesidades de su mamá.

Si se suman al embrollo los preparativos de la boda de Sonny, se verá que sobrarán entretenimiento y aventuras para la simpática pandilla de ingleses en situación de retiro que son el atractivo principal de la película.

Sí, porque éste es, como el film que lo precedió, uno de esos casos en que grandes actores son capaces de compensar con su encanto, su talento y su simpatía un material narrativo que no necesariamente debe desbordar de ingenio, aunque aquí hay probablemente una porción algo más generosa que la que prodigaba el film original. Además del colorido que brinda el ya familiar ambiente del Marigold y ciertos atractivos visuales que se han sabido tomar prestados del vecino Bollywood con su previsible y correspondiente cuota de pintoresquismo, como sucede en la larga escena final del festejo matrimonial. En otras palabras que, como se lo proponía, el film regalará a su platea natural -la más madura, especialmente- un rato de placentero entretenimiento.