El exorcismo de Dios

Crítica de Hugo Zapata - Cines Argentinos

La temática de exorcismo y posesiones sobrenaturales es muy compleja de trabajar por el peso de los antecedentes históricos, imposibles de superar, y la saturación de las mismas propuestas que encontramos habitualmente en una temporada anual de estrenos.

Salvo que este subgénero sea abordado por algún director inspirado que consigue evadir los clichés y homenajes burdos a películas famosas, en general el resultado de lo que se ofrece tiende a ser pobre o directamente olvidable. En esta cuestión no tienen nada que ver los presupuestos que se manejan.

El mismo problema lo encontramos en producciones rusas o hollywoodenses. Lamentablemente la obra del cineasta venezolano Alejandro Hidalgo cae en esta categoría con un film previsible y genérico que ya vimos en otras propuestas malas del mismo estilo.

Pese a contar con un buen reparto y una cuidada puesta en escena desde la estética, el cuento que propone Hidalgo es más de lo mismo y como ocurrió con tantos otros realizadores en el pasado, su relato se apega demasiado al inevitable homenaje de El exorcista.

Salvo por aquellos espectadores más chicos que recién empiezan a incursionar en el género, el film como propuesta de terror es completamente fallido.

Los momentos de tensión nunca terminan de funcionar a debido a que se siente un refrito de cosas que vemos habitualmente en este tipo de relatos.

Al margen de las películas de James Wan, la única producción reciente que consiguió aportar algo diferente a la temática de posesiones fue la española Verónica (estrenada en el 2017), con dirección de Paco Plaza (REC) que tenía momentos estupendos. Al margen que la trama estaba inspirada en un hecho real, un condimento que la hacía más interesante.

Por el contrario, en El exorcismo de Dios encontramos la típica película clase B sin recursos creativos que busca emular las glorias del pasado. Una debilidad que complica su recomendación para una salida al cine.