El etnógrafo

Crítica de Emiliano Basile - EscribiendoCine

Realidades contrapuestas

Luego de la comedia Sofacama (2006), y de un breve aporte al largo colectivo D-Humanos (2011), Ulises Rosell vuelve a las líneas documentales que trazó con su obra más reconocida, Bonanza (En vías de extinción) (2001). El Etnógrafo (2012) es la historia de John Palmer, un antropólogo norteamericano que se adentra en la cultura wichi.

Mezcla de documental antropólogo con ficción, El etnógrafo ingresa en la realidad de John Palmer, que llegó a la comunidad wichi con el fin de dar apoyo humanitario y terminó quedándose a vivir con ellos, incluso formando familia y teniendo hijos con una mujer de la comunidad. Sin embargo, John Palmer sigue siendo distinto y no sólo por el lenguaje, su educación y moral cristianas lo posicionan en otro lugar desde donde tratará, sin éxito, de brindar soluciones.

Ulises Rosell plantea una crisis de lenguaje y formas de vida entre el "gringo" y los nativos wichis en una Salta ahogada en la pobreza. El hombre y protagonista de esta historia está instalado hace tiempo en el pueblo originario, e incluso vive con una mujer de la comunidad y sus hijos.

Este elemento produce un doble cuestionamiento de identidad en el espectador. Por un lado, el personaje analista se convierte en "analizado" junto con los wichis. Por otro lado el mismo espectador ocupa el lugar de observador, identificándose por sus costumbres burguesas, más fácilmente con el gringo oriundo de norteamericana, que con los wichis que son argentinos.

El Etnógrafo cumple con su función reflexiva acerca de la identidad, y la imposibilidad de cambiar realidades preestablecidas. La situación de los pueblos originarios, la mirada burguesa sobre el tema y las costumbres identitarias argentinas son puestas en crisis a partir de la película.