El espanto

Crítica de Diego Maté - Cinemarama

El mundo ancestral del campo. Los males más silvestres se curan con remedios caseros y con rituales pasados entre generaciones quién sabe desde cuándo, excepto por lo que los habitantes de El Dorado llamando “el espanto”, una convalecencia que ataca a mujeres después de haber sufrido un susto profundo. Solo un viejo hosco y ermitaño parece conocer los secretos de una cura poco convencional. La película de Martín Benchimol y Pablo Aparo captura la vida de un pueblo con un registro que hace convivir las formas del documental con recursos de la ficción. La película traza una frontera muchas veces imperceptible: la trama y la presencia evidente de algunos gags hacen pensar en un guiño al mockumentary, pero las maneras, los testimonios y el entorno de los entrevistados sugieren una autenticidad atávica imposible de fingir. El espanto juega con esa incertidumbre mientras trata de develar una dimensión desconocida de lo rural para el cine argentino.