Escuadrón Suicida

Crítica de Ignacio Andrés Amarillo - El Litoral

Los peores héroes en el mercado

A principios de este año, “Batman vs. Superman: El despertar de la Justicia” demostró la voluntad de desarrollar el DC Extended Universe, la apuesta de Warner Bros. (dueña de DC Comics desde los tiempos de la Batman de Tim Burton) para enfrentar al Marvel Cinematic Universe de Disney (que hace un par de años se compró Marvel Comics, el otro emporio superheroico). Si en el MCU el eje articulador son Los Vengadores (franquicias fundacionales como X-Men o Cuatro Fantásticos están en manos de la Fox; a Spider-Man lo tiene Sony, pero llegaron a un acuerdo), en el Dceu parece que el centro lo tiene Batman (Superman está bajo tierrita) y próximamente la Liga de la Justicia, el supergrupo que aún no se ha consolidado.
Mientras seguimos esperando por “La Liga de la Justicia Parte Uno”, prevista para noviembre de 2017, Warner/DC dio un volantazo interesante, con una cinta muy esperada por los nerds más recalcitrantes y al mismo tiempo apta para el ciudadano de a pie. Y ésta es “Escuadrón Suicida”, basada en la versión nacida tras el relanzamiento del Universo DC en 2011, y a su vez heredera de la que había creado John Ostrander en los ‘80: básicamente, una fuerza de tareas gubernamental que reúna a supervillanos que, bajo particulares formas de coerción, realicen misiones especiales, aprovechando de paso la falta de escrúpulos. Algo así como “Los doce del patíbulo” pero malvados o esquizoides, y mucho más poderosos.
Por esas cosas de la vida a principios de este año se estrenó “Deadpool”, personaje marginal dentro de la franquicia mutante (así que está a años luz del MCU), lo que permitió a Tim Miller rodar una historia plagada de humor bizarro e incorrecto. Allí se inserta “Escuadrón Suicida” (la taquilla lo está demostrando), encontrando un punto medio. Sin la rigidez moral de los dos pilares (hasta ahora) del Dceu, el murciélago y el kryptoniano, con un poco de la incorrección política de “Deadpool” y con más hincapié en la química de los personajes que en el canon, lograron hacer la película más entretenida en lo que va del proyecto deceero, lo que no es poco.
Y si en “Deadpool” el interés estaba en la excluyente personalidad del mercenario charlatán, acá todos querían ver en acción a Harley Quinn, la psiquiatra del Arkham Asylum devenida en psicótica novia del Joker (el Guasón, para los lectores veteranos), que en realidad nació en la serie televisiva que Batman tuvo en los ‘90 (de la mano de Paul Dini y Bruce Timm) para luego pasar al cómic y ganarse las simpatías de los fans (el ultracomiquero cineasta Kevin Smith bautizó a su hija Harley Quinn Smith, no es broma).
Relato ligero
David Ayer, quien se ganó un nombre como guionista de “Día de entrenamiento”, coescribió la primera “Rápido y furioso” y ganó chapa de director con “Corazones de hierro”, se puso al hombro el proyecto en ambos rubros. Logra introducir a los personajes y sus capturas (de la mano de Batman e incluso de Flash), y antes de que uno se dé cuenta ya planteó la crisis principal, de manera simple, para luego desarrollar la aventura y el juego de los personajes en ella. Lo que evita cierto agobio que dejan algunos filmes de superhéroes (que son como dos o tres películas juntas).
Algunos dicen que está demasiado tijereteada por el estudio, pero no es demasiado molesto. Ya que estamos, hay que avisarles a los detractores que DC siempre requirió mayor suspensión de la incredulidad y que, si quieren desarrollo de personalidades, es difícil en un largometraje: hay que buscar para el lado de las series de Marvel con Netflix. Y sí, la banda sonora es peculiar: a veces tiene que ver y a veces no tanto, pero no pasa desapercibida.
Se armó la gorda
La historia va más o menos así: Amanda Waller trabaja en el Departamento de Defensa, y ante la proliferación de metahumanos (y el debate sobre seguridad planteado en “Batman vs. Superman”) propone desarrollar una task force con unos supermalandras que tienen capturados. Entre ellos Deadshot, el asesino a sueldo que no falla un tiro; la alocada Harley; el monstruo de las alcantarillas, Killer Croc; el ladrón australiano Capitán Boomerang; el Diablo, un latino con tatuajes de marero que genera fuego; y la joya de la corona: la bruja Encantadora, que vive en el cuerpo de la arqueóloga que la encontró, June Moone. Como Waller previó, Moone se enamoró de su custodio, Rick Flag (el soldado buenazo tipo Capitán América); a la vez, el corazón de la Encantadora está en manos de Waller, así que ésta controla a la hechicera y a la vez al novio de su contraparte humana.
Pero las cosas se salen de control, la Encantadora activa a un hermano de su especie y juntos empiezan a generar un caos con un epicentro, muy al estilo de “Cazafantasmas”. Hay una misión de rescate y se activa al grupo, al que se le suma Katana, una japonesa versada justamente en esa arma, para ayudar a Flag a liderar al grupete de freaks, marginales y taraditos: suelte los pececitos en el acuario y vea cómo se comportan. De yapa, el Joker anda por ahí, con ganas de reencontrar a su pirucho amorcito.
Caras y caretas
Por supuesto, la mecha de la bomba es la Harley Quinn de Margot Robbie: pícara, pizpireta, letal, esquizofrénica e impredecible, con estética bling bling: adorable, aunque mejor lejos. La mejor composición, sin dudas.
El resto del elenco está elegido para dar con lo que el guión quiere de cada personaje. Will Smith hace una de sus actuaciones más despojadas en años, pero su Deadshot es un padre cariñoso y toda esa cosa sentimental. El Flag de Joel Kinnaman (que sustituyó a Tom Hardy, que se fue a filmar “El renacido”, y a Jon Bernthal, que se volvió el Punisher de “Daredevil”), tiene algo del Holder de “The Killing”. El Joker de Jared Leto es un pandillero pintado que se ríe poco (Harley está más cerca del Joker de Jack Nicholson).
Viola Davis hace una Waller áspera, un rol en el que se mueve cómoda. Jai Courtney no aporta demasiado como Boomerang: podrían haber puesto a Sharlto Copley y cambiarle un poco el acento. Sí es interesante lo de Jay Hernández como Diablo, uno de los que puede mostrar matices; Adewale Akinnuoye-Agbaje habla poco y ni se lo ve bajo el maquillaje de Killer Croc; Karen Fukuhara como Katana está y hace lo suyo: termina siendo un rol físico. A Cara Delevingne la llamaron por linda para hacer a June Moone y Encantadora, aunque tenga potencial. Y sí: aunque a algunos no les guste, Ben Affleck hace su cameo como Bruce Wayne/Batman.
Aprovechen la brisa fresca: el año que viene vuelven los tipos serios de férrea moral para tranquilizar al mundo.