Escuadrón Suicida

Crítica de Diego Curubeto - Ámbito Financiero

Entretenidos antisuperhéroes

Inspirado en el clásico bélico “Los 12 del patíbulo”, este film está lleno de coloridos personajes que merecerían su propia película. Lo mejor son los imaginativos giros sobrenaturales y el aprovechamiento del 3D digital.

"Escuadrón Suicida" empieza justo después de los tremendos acontecimientos surgidos de la reciente "Batman v Superman: el origen de la justicia": luego de observar el virulento comportamiento de un superhéroe extraterrestre como Superman, algunos funcionarios de agencias de seguridad creen que sería conveniente tener a mano algunos tipos con capacidades extremas diversas por si algún paladín de la justicia se vuelve demasiado peligroso.

El asunto es que parece que esos poderes de destrucción masiva sólo se aplican a los peores engendros de nuestro planeta. El abanico de antisuperhéroes incluye un montón de gente mala, empezando por Deadshot, el más eficaz asesino a sueldo, que jamás erra un tiro; Diablo, pandillero con una feroz telekinesis incendiaria con la que mató a docenas de personas, incluyendo a su propia familia y a la encantadora, ingenua y sexy asesina psicópata Harley Quinn, nada menos que la mismísima novia del Guasón.

Estos y otros coloridos personajes merecerían su propia película. Por ejemplo, la tremenda historia de Diablo, interpretado por un notable Jay Hernández. Y todo lo que se relaciona con la desquiciada historia de amor entre The Joker y Harley Quinn, que a manera de confirmación de su amor verdadero se arrojan en una caldera con ácido. Margot Robbie y Jared Leto le prenden fuego a cada escena en la que aparecen, y justifican por sí solos el precio de la entrada al cine. Eso a pesar del problema de que, en realidad, el Guasón no es un miembro del escuadrón protagónico, y su participación secundaria luce un poco forzada en una trama que intenta abarcar demasiadas cosas a la vez.

A diferencia de los "Doce del patíbulo" del clásico film de guerra en el que obviamente se inspira (en la película de Robert Aldrich con Lee Marvin, unos criminales eran reclutados para una misión suicida contra los nazis), se podría decir que estos villanos se abuenan demasiado rápido, empezando por el sicario encarnado por Will Smith, que no demora mucho en exhibir su espíritu sensible.

Por suerte, el director David Ayer potencia al máximo las posibilidades visuales de los giros más descabelladamente sobrenaturales de la trama (hay una arqueóloga poseída por el espíritu de una hechicera precolombina, entre otras cosas raras), para lo que utiliza de una manera muy imaginativa el 3D digital, sobre todo en los momentos ultraviolentos. Dado que casi toda la acción transcurre en una larga y terrible noche, bastante al estilo de las películas de John Carpenter, la fotografía del ruso Roman Vasyanov resulta esencial.