El escuadrón suicida

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

DC ha buscado en todos estos años, afirmarse como contendiente cinematográfico de Marvel sin éxito. No es que sus entregas hayan sido poco exitosas en términos de taquilla (de hecho, la tan criticada en estos días «Suicide Squad» del 2016 recaudó más de 700 millones de dólares globalmente, sólo en salas), sino que se les reprocha cierta falta de unidad en el hilo que conecta sus historias y el flojo carisma de quienes han llevado adelante hasta ahora sus personajes principales, con la debida excepción en mi opinión, de Gal Gadot en «Wonder Woman».
Buscando un poco detonar esta realidad, DC y Warner aprovecharon una ventana donde James Gunn estaba inactivo (digamos que lo habían despedido de Disney!) y le ofrecieron libertad creativa para encarar un nuevo reboot? de esta historia, con la convicción de que el pibe podría empoderar la franquicia.
¿Lo logró? Buena pregunta. Creo que si amaste «Guardians of the Galaxy» este festival de locura, sangre y destrucción tiene algo para vos.
De movida, hay que tener en cuenta que «The Suicide Squad» no es una peli para chicos. Es realmente cínica y violenta, aunque cargada de humor incorrecto, que la hacen ideal para jóvenes y adultos. La cinta tiene sus vueltas de tuerca y nunca podés estar seguro de que preveés cuál será su próximo movimiento. Lo cual, es un acierto.
Dicho esto, les contamos que la historia no difiere mucho de la que conocimos hace unos años, en la que encontramos una prisión de máxima seguridad, un grupo de asesinos con algunos problemitas y una invitación a obtener cierta inmunidad, completando una misión suicida.
Dentro de ese contexto, los diferentes perfiles permiten ofrecer una diversidad interesante para potenciar una banda que obviamente, deberá trabajar al margen de la ley porque (hay que saberlo), operan en los grandes países desarrollados, organizaciones ultra secretas que se dedican a controlar lo que sucede en las naciones periféricas e intervenir decididamente en ellos para su propio beneficio.
O sea, la historia que ya conocemos. Una política de intervención fuerte, ilegal y que esté desconectada con los auténticos cerebros de la operación. Cualquier comparación con la realidad es sólo una triste y penosa coincidencia.
Así que es el súper equipo suicida llegará hasta el remoto Corto Maltese (Huguito Prat dixit) para interrumpir los planes de un dictador que quiere molestar a los amos del mundo, con propios delirios de poder (Juan Diego Botto, quien representa muy bien la sangre latina aquí) que deben ser detenidos, a cualquier precio.
Puede decirse que una amenaza desde ese país se estaría desarrollando una arma con origen extraterrestre y desde ya, a los americanos, eso no les cae nada bien. En ese sentido, Gunn hace su previsible reflexión sobre las repúblicas inestables (a veces en Africa, ahora la acción es en Sudamérica) y su peligrosa relación con el poder estadounidense. Cuando están alineadas, todos los favores, cuando no… bueno, ya lo verán.
El gran escuadrón está conformado por actores consagrados y con cierto recorrido, desde Idris Elba, (la voz de Sylvester Stallone), Joel Kinnaman, John Cena y Margot Robbie, con algunos que también son de renombre, pero cuyo tiempo en la peli es más bien corto.
Dirige el equipo desde afuera la siempre confiable Viola Davis y desde ya les decimos que no esperen ninguna concesión ni empatía en ella, aquí todo está impregnado de cinismo y frialdad.
La trama está dividida es capítulos y le reconozco también, una gran banda sonora. Desde el punto de vista técnico, es arrolladora. Abruma. Claro, tanto exceso le juega a veces en contra pero… James Gunn es James Gunn. El hombre destila sarcasmo y sabe que espera su público. Reina el humor negro en «The Suicide Squad» y nadie puede negarle su narrativa.
En el balance, es un producto aceptable. Tiene sus desniveles, el final no lo viví a la altura del desarrollo pero desde ya, es de lo mejor de DC en los últimos años.