El escuadrón suicida

Crítica de Caty Filgueira - Cuatro Bastardos

Con un cambio de elenco importante el escuadrón, con la peor reputación del mundo, vuelve una vez más a la pantalla grande para tomarse revancha y demostrar que tienen una historia que contar.

The Suicide Squad (2021) se estrena este jueves en la pantalla grande. Y antes que nada, creo que es importante dejar algo bien en claro: NO ES UN FILM PARA CHICOS. Quizá parezca un comentario tonto, pero hay quienes piensan que los colores en los trajes del poster y el hecho de que sea un film de DC lo es. NOPE. «El Escuadrón Suicida» llega para tomarse su rating (mayores de 16 años con reservas) muy en serio.

Comenzando con una escena que puede considerarse bien en línea con la temática del film: un preso, se presenta como peligroso, frio y calculador, llamado a la acción por Waller (Viola Davis). Y se le presenta un equipo, el cual incluye al comandante Flag (Joel Kinnaman) y a Harley Quinn (Margot Robbie), y que se los envía a infiltrarse a una isla de América del Sur, Corto Maltese, (isla ficticia del Universo de DC).

¿El tema? El equipo en cuestión es dudoso. ¿Esos son los nuevos miembros de este equipo de «elite»? Bue, no, esos no son. De una, la escena inicial busca cumplir un solo objetivo – recordarnos hasta que punto Waller está dispuesta a llegar para cumplir estas misiones. Para ella, estos seres tan particulares no son más que herramientas en el sentido más literal. Y si eso incluye matar a, por ejemplo, Flag, el único soldado miembro de la misión sin una bomba en el cuello, que así sea.

El escuadrón suicida, en esta ocasión, le hace mucho más honor a su nombre. Todos los miembros son tan descabellados como los esperaríamos, incluso Polka-dot Man (David Dalsmatchian), quien tiene uno o dos problemitas que resolver con su mamá, la razón de sus inusuales habilidades y todos sus traumas (y son varios). O Ratcatcher (Daniela Melchior), una joven con la capacidad de controlar a las ratas que va a ser mucho más útil de lo que uno esperaría.

Por último, ya que estamos hablando de personajes, tenemos a Thinker (Peter Capaldi), el científico a cargo de los experimentos que se llevan a cabo en Jottunheim (si, leyeron ese nombre bien), el lugar que debe infiltrar y destruir nuestro equipo de psicópatas. Como se imaginaran, si está a cargo de experimentación científica en humanos, muy cuerdo que digamos no está tampoco. Incluso, en pantalla da una vibra muy Doctor Who, pero si se hubiera pasado al lado oscuro como el Maestro.

Aunque, dejando de lado este elenco de maniáticos, lo más destacables es el cambio de luz. O sea, mientras que el film original se llevó a cabo enteramente en la oscuridad, al punto que a veces era difícil ver, en esta ocasión toda la acción (excepto literalmente una escena) se lleva a la luz del día. Y como vemos con los trajes, tanto de Harley, que se la pasa en un vestido rojo, o de Polka, con todos sus lunares, si hay algo a lo que no le huyó esta película es al color… incluso en ciertas escenas un poco muy rojas para aquellos de estomago frágil.

De una forma u otra, creo que estoy dejando de lado lo que a la mayoría le interesa: la acción. Y sí, si algo hicieron más que bien, fue la acción. Con una buena dosis de sarcasmo, tenemos, de principio a fin, desde helicópteros que explotan a una secuencia de asesinatos sancionados por Waller que resultan no ser necesarios, pero que le dan la oportunidad a Bloodsport y a Peacemaker de poner a prueba sus habilidades y competir a ver cual es el mejor de los dos.

«El Escuadrón Suicida» es el blockbuster para no dejar pasar en la temporada. Trae todo lo que prometa y un poco más, con un elenco como pocos y un grupo de personajes que harían salir corriendo a más de uno. Es una apuesta. Y la ganaron con creces.