El encuentro de Guayaquil

Crítica de Martín Chiavarino - A Sala Llena

Los generales de la patria.

La construcción de la epopeya nacional por parte de Mitre y su legitimación por los intelectuales del centenario de la Revolución de Mayo marcaron lo que durante casi todo el siglo XX fue la visión unidimensional de la historia de nuestro país. Tras el desastre de la última dictadura cívico militar se generalizó un revisionismo de la época de la independencia, destacándose la figura del historiador, ensayista y escritor Mario O’Donnell -mejor conocido como Pacho- como uno de los mejores y más conocidos exponentes de esta expresión historiográfica.

El bicentenario de los acontecimientos políticos que precipitaron la Revolución de Mayo y la política nacional de apoyo a la recuperación de la historia y el patrimonio nacional produjeron algunas de las nuevas películas sobre las principales figuras de la agitada independencia nacional, como Revolución: El Cruce de los Andes (2010) o Belgrano (2010). A pesar del cambio de época y de la caída en desgracia de algunos de los gobiernos que sostenían la unidad latinoamericana, este nueve de julio se cumplen doscientos años de la declaración de independencia y se lo celebra con el lanzamiento de una película sobre el encuentro entre José de San Martín y Simón Bolívar, dos de las más grandes figuras de la historia de la independencia de los países de Sudamérica.

El Encuentro de Guayaquil fue publicada como obra teatral por Pacho O’Donnell en 2005 y fue llevada a escena en varias oportunidades en los últimos diez años, con grandes elencos que buscaron reconstruir esta sinuosa reunión que condujo a la cesión por parte de San Martín de sus tropas a Bolívar para la conclusión de la campaña libertadora que unía a ambos generales, lo que a la postre marcó los destinos de todos los países latinoamericanos.

La película de Nicolás Capelli adapta la historia a la técnica cinematográfica intentando capturar la esencia de la obra y el espíritu revolucionario de la época post colonial en una dialéctica arriesgada. Para esto el opus reúne a ambos personajes recurriendo a flashbacks que ilustran y recorren la vida y los avatares de las campañas de ambos, sus miserias y sus amores, buscando más a los hombres con sus fortalezas y debilidades que a las figuras heroicas ponderadas para defender la idea de nación.

La acción gira alrededor del choque entre las necesidades de un San Martín (Pablo Echarri) acorralado por sus detractores en Lima y la búsqueda de Bolívar (Anderson Ballesteros) en pos de engrandecer su gloria. En este diálogo lo más importante son las actuaciones, que son correctas y estudiadas aunque algo forzadas, especialmente en los casos de algunos de los personajes secundarios. Capelli evita las imágenes de las ciudades coloniales, situándose en habitaciones o palacios donde se celebraban las reuniones entre los mandatarios, y recurre a personajes secundarios para mirar el contexto, especialmente en lo que tiene que ver con la financiación de las campañas y las relaciones amorosas en escenas que pretenden humanizar al libertador.

El resultado del emprendimiento es desparejo pero logra su cometido de ver a los hombres de carne y hueso a través de los ideales de estos generales revolucionarios que se jugaron la vida por las ideas que tenían de la libertad, la autodeterminación y la patria, entronizados por los ideólogos e historiadores. El Encuentro de Guayaquil es una gran forma de conocer algo más de nuestra historia, aunque solo sea para reflexionar un rato sobre una parte de los procesos sociales que condicionan nuestro presente.