El emperador de Paris

Crítica de Patricio Ferro - Loco x el Cine

El emperador de París es una superproducción francesa protagonizada por Vincent Cassel, en la que interpreta a François Vidocq, un cazador de recompensas con un pasado delictivo. Lo acompañan Olga Kurylenko, Patrik Chesnais, Freya Mavor y August Diehl, entre otros. Todos ellos dirigidos por Jean-François Richet, un director francés experimentado en el cine de acción.

Inspirada en la vida de un personaje real, la película está ambientada en Paris a principios del siglo XIX, en los comienzos del imperio de Napoleón Bonaparte, donde François Vidocq negocia con el jefe de policía la captura de criminales a cambio de un indulto que le permita recuperar su libertad. Esto le traerá muchos enemigos, especialmente Nathanaël (August Diehl), un jefe del hampa al que le salvó la vida al fugarse juntos de una prisión.

Lo primero que vale la pena destacar de esta película es su reconstrucción de época, que presenta  minuciosamente la París de comienzos del Imperio Napoleónico, haciendo un muy buen uso del CGI para reconstruir algunos lugares, como un Arco de Triunfo en construcción, que no se diferencian del resto de la escenografía. A lo que también hay que sumarle un muy buen trabajo de vestuario, que caracteriza muy bien las diferentes clases sociales y a su protagonista de tal manera que da a entender que se mueve entre ambas por igual.

Pero lo más importante es que su director no busca mostrar esto en planos generales descriptivos para darle un tono épico propio de una película de época. Porque El emperador de Paris es una película de  acción y aventuras con un estilo similar al de Martin Scorsesse, por eso su estética es similar a la de Pandillas de Nueva York, donde su protagonista no es un héroe, sino un ex convicto que busca redimirse ayudando a la justicia a combatir el crimen a su manera. Es por eso que la elección de Vincent Cassel es adecuada, porque es un actor que interpreta muy bien los personajes rudos como lo demostró en varias películas de acción.

En conclusión, El emperador de París está basada en un personaje histórico, pero que no busca narrar su biografía fielmente, sino que lo convierte en el protagonista de una película de acción y aventuras muy entretenida. Y cumple con lo que promete, que no es mucho más que eso ni pretende serlo tampoco.