El día que resistía

Crítica de Catalina Dlugi - El portal de Catalina

Es la opera prima de Alessia Chiesa que nos regala un film que comienza con una visión bucólica y lúdica que se enrarece y espesa, cambia climas y aporta misterios inquietantes. Lo que en los primeros minutos parece una mirada clara y alegre de tres niños jugando, pelando, compitiendo, desde “la escondida” a la “lluvia de caramelos” en un ambiente relajado y  campestre se transforma poco a poco. Son tres chicos, una niña pequeña, un hermanito ligeramente más grande y la nena mayor,  que debe hacerse cargo. De a poco el espectador cae en la cuenta que en esa casa espaciosa, rodeada de verde, circundada por un bosque, no hay adultos. Y la chiquita más grande hace todo lo posible por mantener una rutina, alimentar, bañar y leerles cuentos a sus hermanos para que se duerman. El clima alegre diurno se torna ominoso, amenazante en las noches. Y ese “reino” de niños comienza a chirriar. Es un ensayo sobre la soledad de los pequeños, la falta de contención del mundo adulto ausente. Pero también tensa las cuerdas de una convivencia  que se nutre de los cuentos de hadas y malvados y busca soluciones mágicas, con reglas autoritarias. Una pequeña tiranía para sobrevivir. Algunos rastros de los mayores que no están, algunas situaciones que se intuyen violentas. Interesante el logro de la realizadora que trabaja muy bien con la pureza y espontaneidad de los chicos, algo tan difícil y aquí tan logrado.  Y la intromisión de lo temido y  amenazante a media que avanza este film lleno de secretos no revelados y atracción constante.